Restaurado y hermoso el Teatro Martí actual
Partiendo de la
tradición musical del vernáculo se forja el teatro lírico cubano que se inicia
en 1927 en el Teatro Regina con la zarzuela de Ernesto Lecuona y Eliseo Grenet:
“Niña Rita” o “La Habana en 1930”, con el debut de esa gran artista cubana que
fue Rita Montaner, dotada de una gran voz y de un talento histriónico que la
llevaron al favoritismo del público cubano y extranjero.
La música criolla de salón es la gran
protagonista de este teatro lírico, donde el libreto pasa a un segundo plano,
cediendo su lugar a la partitura musical elaborada con gran calidad a partir de
concepciones criollistas de autores como Lecuona, Roig, Prats, Ankerman, etc.
El teatro lírico está presente desde principios
del siglo XX con obras aisladas que habían permanecido sin ocupar un lugar
preponderante en el gusto del público, primero por la fuerza del bufo, luego
por la falta de voces y una orquesta capaz de tocar estas partituras. A fines
de la década del veinte se da estas condiciones junto con el talento musical y
el apoyo económico de Lecuona para preparar la primera temporada de zarzuelas
cubanas.
En 1928 Ernesto Lecuona estrena, “El Cafetal”,
“El Batey” y “El Maizal”. En 1930 en el teatro Pairet su conocidísima zarzuela,
“María La O”. En este fructífero período otras zarzuelas de Lecuona subieron a
los teatros habaneros: “Lola Cruz”, “La Plaza de la catedral”, “Cuando La
Habana era inglesa”, “La de Jesús María”, “Rosa la China”, “El calesero”, “El
amor del guarachero” y “La cubanita”, entre otras.
A pesar de la crisis política que vive la isla
en la década del 30 el lírico reafirma su buen momento al inaugurarse la
temporada de 1931 en el Teatro Martí, sostenida por el comerciante Agustín
Rodríguez, la dirección general de Manuel Suárez y Gonzalo Roig en la dirección
musical.
La temporada duró hasta 1936 estrenándose en
ese tiempo más de cincuenta obras, casi todas con el argumento ubicado en la
época colonial, girando los temas alrededor de los amores incomprendidos o
idílicas escenas de la burguesía esclavista criolla.
La gran protagonista de estas obras era la
mulata de sino fatal, amante intensa pero destinada en aquella sociedad
colonial a ser amante del blanco rico, todo en medio de una idealizada sociedad
criolla donde la esclavitud está edulcorada y esconde su rastro de sangre tras
el modo de vida de una burguesía criolla que prosperó a costa de la explotación
de esclavo de origen africano.
La zarzuela cubana incorpora del bufo algunos
personajes, más por su pintoresquismo que por su aporte al género: el negrito y
el gallego; agregando además al calesero, el galán, la damisela, blanca y la mencionada
mulata.
Esta mulata será el gran personaje del lírico,
proveniente del bufo, pero con característica diferente: continúa siendo bella,
pero cargará con su fatalismo de amante del señorito blanco y el deseo perenne
de ascender en la escala social, entre sus iguales, pero terminando engañada y
víctima o victimaria de la venganza. Todo un símbolo sexual que de un modo u
otro ha dejado una profunda huella en la sociedad cubana.
El paradigma de esta zarzuela resultó,
“Cecilia Valdés”, basada en la novela homónima de Cirilo Villaverde. Subió a la
escena del Teatro Martí el 26 de marzo de 1932, su autor fue Gonzalo Roig quien
escribió las partituras, que de hecho han hecho más conocida la zarzuela que la
novela y que es reconocida como la más importante obra lírica de la música
cubana.
«“Cecilia
Valdés” es la obra cumbre del teatro
lírico cubano compuesta de dos actos y un prólogo, ocho cuadros, un
epílogo y una apoteosis. La música fue escrita por el maestro Gonzalo Roig y la
letra del libreto pertenecen a Pepe Sánchez Arcilla y a Agustín Rodríguez. Tal
como ocurrió con la novela homónima de Cirilo Villaverde, la zarzuela alcanzó
el punto cimero en su género en el momento en que se
estrenó y permanece como pieza suprema del
género lírico cubano.»[1]
Gonzalo Roig es el autor de otra zarzuelas que
estrenó en esta exitosa temporada lírica del teatro Martí: “El Clarín”, “La
hija del sol”, “La Habana de noche”, “Cimarrón”, etc.
Otros de los animadores de esta temporada fue
Rodrígo Prat quien es autor de las zarzuela: “Amalia Batista”, “María Belén
Chacón”, “Guamá”, “El Pirata”, “La Perla del Caribe”, “La Habana que vuelve”,
“El gran desfile”, etc.
Jorge Anckerman estrenó sus zarzuelas,
“Rincones de Cuba” y “La emperatriz del Pilar”, mientras que Eliseo Grenet y
Moisés Simons, incursiona igualmente en el género.
En cuanto a los protagonistas de este teatro
lírico se destacan: Caridad Suárez, Conchita Baduls (española que estrenó la
zarzuela “María La O”), Elisa Altamirano (mexicana, primera protagonista de
“Cecilia Valdés”), Hortensia Coalla, María Ruiz, Esther Borjas, Rita Montaner,
Candita Quintana, Alicia Rico, Maruja González, Rosita Fornés, Lolita Barrio,
Miguel de Grandy, Panchito Naya, Álvaro Suárez y muchos otros que
engrandecieron esta temporada lírica.
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