jueves, 10 de agosto de 2017

BENNY MORÉ, ¡QUÉ BUENO CANTA USTED!




En un pueblito de la provincia de Cienfuegos, Santa Isabel de las Lajas, vino al mundo un 24 de agosto de 1919, Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez, el Benny, como lo conocemos todos los cubanos que hemos crecido escuchando su música y su manera de hacer desde que a mediados del siglo XX se le ocurrió a este muchachón lajero  cantar todos los géneros de nuestra música popular, con una voz nasal inigualable y un oído para la música que marcaron pauta en el quehacer cultural de esta “isla de la música”.
 Sonero, hijo de una familia humildísima y negra, crecido en un ambiente cultural sincrético, donde sonaban los tambores de sus ancestros, al tiempo que se disfrutaba el son, la rumba, la guaracha, el bolero, el chachachá y el mambo, surge la figura del Benny, quien en 1945 marcha a México con el Conjunto Matamoros, como uno  más, y allí hará una carrera que cinco años después lo devolverá a Cuba como un cantante establecido y famoso.
 Formando parte de la orquesta de su coterráneo Dámaso Pérez Prado, contribuye con su voz y su estilo a la difusión del nuevo ritmo, el mambo con interpretaciones que hoy son antológicas. En 1950 decide regresar a Cuba formando parte de la orquesta de Mariano Mercerón en Santiago de Cuba, sentando cátedra entre los suyos, para regresar ese mismo año a México.
 En 1953 está definitivamente en Cuba, estableciéndose en La Habana en la que crea su famosa “Banda Gigante” en 1954, orquesta jazz band con la que amplio el timbre de interpretación del son y los ritmos cubanos. Con esta agrupación Benny Moré logra una sonoridad  muy cubana y una manera muy particular de hacer la música de la isla, que lo sitúan entre los más grandes intérpretes de la música en nuestro país.
 Es la época de su grandes canciones: “Santa Isabel de Las Lajas”, inmortal tributo a su terruño natal, la antología de canciones dedicadas a pueblos y ciudades de Cuba, que cada uno recuerda con lo entrañable de su pedacito natal; “Mi son Maracaibo”,  increíble y única en su voz, los boleros, donde fue único por el sentimiento que ponía en su interpretación y esa capacidad de improvisación que lo distinguieron siempre.
 Benny murió el 19 de febrero de 1963,  su pueblo  le recuerda no solo con homenajes oficiales y de efemérides, sino cantando y escuchando sus canciones, que todos sabemos no podremos cantar como él, pero insistimos, porque es la voz cubana de  nuestra música y se ha quedado en los corazones y las mentes de todo un pueblo.

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