sábado, 12 de agosto de 2017

EL MACHADATO, FIN DE UNA DICTADURA




El 12 de agosto de 1933 termina para el pueblo de Cuba el gobierno más sanguinario de los que se alternaron en el poder entre 1902 y 1933, era el fin del ciclo de los “generales y doctores” figuras emblemática del entreguismo de la politiquería de estas primeras décadas de la República condicionada y manejada desde los Estados Unidos por los intereses empresariales y políticos de la oligarquía yanqui. ¡Qué República era aquella! Era el duro resumen del “cubano de a pie” al recordar aquellos difíciles pero fructíferos años de luchas sociales, de crecimiento ideológico y de la aparición de grandes figuras que de modo natural se identificaron con el pensamiento nacional, antimperialista y universal de José Martí.
 Gerardo Machado llegó  al poder aupado por el dinero de los bancos norteamericanos y el apoyo de la burguesía criolla, venía con el lema de impedir que “ninguna huelga bajo su gobierno durará más de 24 horas” y la fama de mano dura que se ganó durante su mandato en el Ministerio de Gobernación durante la represión a l movimiento negro cubano en 1912, venía como el salvador de una economía en crisis por los bajos precios del azúcar, las “vacas flacas” de la economía nacional y un creciente e muy ideologizado movimiento de izquierda que incluía a los obreros, los estudiantes y una joven intelectualidad cuban dispuesta a rescatar la dignidad nacional frente al entreguismo de los gobiernos de turno.
 Represión y muerte fue el signo más evidente de un gobierno que tuvo continuidad en una reelección amañada e impopular en 1929, al tiempo que su plan de obras públicas, de beneficio fundamental para La Habana[1] fue el paliativo para la grave crisis económica que pasaba el país.
 En cuanto a los movimientos sociales, vivieron su primer momento de protagonismos coincidentes en cuanto a la cesación de la dictadura machadista, pero desangrado por la falta de unidad a futuro sobre la Cuba que quería.
 Refulgen en medio de esta fecunda y violenta lucha contra el tirano, las figuras de Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena, Alfredo López y Antonio Guiteras, hombres con madera de liderazgo pero que ninguno pudo nuclear a su alrededor las aspiraciones de un pueblo cansado de engaños y de promesa no cumplidas en una República por y para la oligarquía nacional y sus patrocinadores y modelo, la oligarquía imperialista de yanqui.
 A 84 años de distancia la salida de “Asno con Garra”[2], queda el ejemplo de un pueblo dispuesto a todo para sacudirse el dogal de sus opresores y el caos que provocó la falta de unidad entre las fuerzas progresistas que encabezaron la lucha en el objetivo de hacer una Cuba mejor.


[1] Urbanización del Paseo del Prado, el Capitolio, edificaciones escolares en Boyeros y la carretera central, obras todas hechas con dinero público y las consiguientes tajadas para los políticos y vividores del estado.
[2] Apelativo  con que lo bautizó Rubén Martínez Villena

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