jueves, 17 de agosto de 2017

LA EDUCACIÓN PERMANENTE



La educación en el mundo de hoy es uno de los derechos más extendido y al mismo tiempo más discutido en la actualidad, porque educar conlleva a formar en el ser humano una base ideológica y ética que va a delinear su formación para toda la vida.
 Hoy parece una pieza de museo el ciudadano modélico con un compromiso social con su tiempo, su patria y el grupo humano donde desenvuelve su actividad, para ser sustituido por un “consumidor de mercancía” de todo tipo, cada vez más refinadas, sofisticadas, fácil de digerir y creadora de estatutos artificiales de “progreso”, triunfo y poder.
 La educación en el capitalismo liberal y globalizado impone estos modelos mercantiles para formar en el mejor de los casos al consumidor ideal y al trabajador de recambio, en tanto millares de otros aspirantes se diluyen en la precariedad, los sueños y esa sensación de ser ciudadanos “desechables” cuando no se es consumidor y poseedor de “cosas” del último modelo que los “hace diferente”.
 Desgraciadamente en un país como Cuba, socialista y que tiene al ciudadano en el centro de sus prioridades, se extiende ese grotesco patrón de consumo como símbolo de modernidad, con muchas personas soñando tener cosas y desechando la educación por “vacía” y culpable de la “pérdida de tiempo” en una vida rápida que no vuelve atrás.
 Crecí bajo el patrón materno de que “saber no ocupa lugar”, que la cultura es la moldeadora de una vida y el carácter, que nos hace quienes somos; he tenido como guía la máxima martiana de que “Ser culto es el único modo de ser libre”, libres para pensar, para opinar, para determinar, aún en medio de precariedades y de una avalancha de “banalidad” que se erige hoy como el mayor reto  para un proceso revolucionario que ha tenido y tiene al hombre en el centro de sus prioridades, el reto mayor es mantener desde la familia hasta el estado, pasando por el maestro y todo el que enseña algo, una educación en valores basada en el ejemplo y no en la retórica vacía del “haz lo que yo digo y no lo que yo hago”, porque el mañana comienza hoy.

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