Este
es el mes del medio y para el trópico cubano comienza la jornada lluviosa que
en otros tiempos comenzaba en mayo, pero ahora
retarda un mes, anticipo de estas jornadas de humedad, calor sofocante y
el sobresalto de los ciclones que suelen pasar con frecuencia. Larga y estrecha
como es mi isla, no escapa a los
ciclones, de todas las intensidades y tienen el privilegio de estar presente
desde el Diario de Colón y de deber su nombre de Huracán a una palabra de origen
araguaco, lengua de los aborígenes de Las Antillas.
Huracanes nos han sobrado en la historia y por
eso es que el cubano lo ha incorporado a su folklor y a sus bromas de doble sentido
comparando los malos momentos con el paso de un ciclón, que trae grandes
vientos (“Llévatelo viento de agua”, es un refrán loco de la isla para alejar
todo lo malo)
Ahora nos hace falta, casi dos años sin
lluvias fuertes, ya era hora de que San Pedro se acordara que los cubanos no
eran gorgojos y necesitan agua, y si la falta de lluvia era un pretexto
socorrido para el incumplimiento de planes agrícolas, ahora lo será las grandes
lluvias y cuanta cosa tenga que ver con el clima, al menos ahora refrescaremos,
ya estamos acostumbrados a eso.
Desde que tengo uso de razón recuerdo el
célebre huracán “Flora” que arrasó con la zona oriental de Cuba en 1963 y que
dio origen al “Programa hidráulico de la Revolución” y a la creación de la
Defensa Civil, mecanismo de protección
contra desastre muy efectivo y
confiable, que ha permitido que al menos las pérdidas de vidas humanas se hayan
minimizado desde aquellos tristes días del Flora.
Ayer fue el Día del Medio Ambiente y es bueno
recordar que todos los seres humanos vivimos en la naturaleza, indomeñable y
cambiante, la “madre tierra” a la que hemos hecho mucho daño por un indiscriminado
uso de los recursos, a veces para despilfarrarlos en lujos vanos y fatuidades
que no hacen diferencia, sin hablar de la desigualdad de distribución de la
riqueza que no es más que el pecado natural de las sociedades capitalistas, donde parece que los pocos
ricos y la clase media egoísta olvidan que hay un solo planeta tierra y si se
jode, nos vamos todos al carajo.
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