martes, 4 de julio de 2017

CUBA, LA ELECCIÓN DE UN CAMINO



Este es un pedacito de nuestra historia, fue el inicio de los cambios más radicales que ha vivido país alguno en este hemisferio, los  cambios que nos enorgullecen a muchos y que ya muchos, los más jóvenes, tienen como historia pasada pero fue principio de un sueño que los capitalistas de cualquier signos no le perdonan al pueblo de Cuba. Fue la radicalización de una Revolución de los humildes y para los humildes:

 Un 16 de abril de 1961, en la despedida de duelo de los caídos en combate en los bombardeos realizados por aviones mercenarios a los aeropuertos de La Habana, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba, Fidel Castro proclamó el carácter socialista de la Revolución Cubana y una enardecida y patriótica multitud, levantó sus fusiles en la intersección de las calle 12 y 23, en La Habana, para ratificar su compromiso de defender aquella Revolución “de los humildes, por los humildes y para los humildes”.
 Era el acto más radical de aquel proceso revolucionario, que respondía a la fuerte oposición del bloque oligárquico y las dificultades que crearon a la economía nacional con sus sabotajes, lo que ya había llevado al  Gobierno Revolucionario a promulgar la Ley 890 del 13 de octubre de 1960, que nacionalizaba 382 empresas de capital nacional, que incluye 105 centrales azucareros, fábricas, ferrocarriles, grandes almacenes, centrales eléctricas y otros importantes objetivos económicos.
 Ya antes se había hecho lo mismo con las empresa de Estados Unidos, por lo que ya estaba estatalizada  el grueso de la economía   de capital cubano, lo que unidos al completamiento de la nacionalización de las propiedades norteamericanas en Cuba, el 24 de octubre, afianza el control estatal sobre la economía nacional.
 El país vivía un estado de guerra interna, produce un recrudecimiento de los sabotajes y enfrentamientos dentro del país, mientras en el plano internacional los Estados  Unidos establece un sistema de sanciones (bloqueo económico) que implica a terceros países. Cuba  se ha vio privada de sus mercados tradicionales de los cuales dependía de una manera desproporcionada, provocando que la economía cubana tuviera que sustituir su tecnología industrial, equipamientos, maquinarias agrícolas, etc., por suministros procedentes de la Unión Soviética y los países socialistas europeos. Con ello pudo sobrevivir al bloqueo, pero no pudo evitar la gestación de un nuevo mecanismo de dependencia que a la larga afectaría no solo desde el punto de vista económico, sino político.
  En los meses finales de 1960 se produce un incremento de las actividades armadas en la zona del Escambray, en la antigua provincia de Las Villas, financiadas y armadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA),  que fueron frenadas por una amplia ofensiva en los primeros meses del año 1961 por fuerzas conjuntas de las milicias y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), que derrotaron o dispersaron a estos grupos armados.
 En enero de 1961 el gobierno de los Estados Unidos rompe sus relaciones diplomáticas con Cuba y prioriza un plan de invasión directa al país por fuerzas mercenarias entrenadas por la CIA, que tenían por misión el establecimiento de una “cabeza de playa” para instaurar un gobierno provisional que pidiera la intervención  militar directa del gobierno de Estados Unidos para derrocar a la Revolución Cubana.
 El 15 de abril de 1961 aviones mercenarios procedentes de bases en Nicaragua y con insignias de las FAR, bombardean los aeropuertos de Ciudad Libertad en La Habana, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba, con el objetivo de destruir la mayor parte de los pocos aviones de combate con los  que disponía la Revolución.
 Al día siguiente, 16 de abril, en la despedida de duelo de las víctimas de los bombardeos, Fidel  proclama el carácter socialista de la Revolución, como colofón a la radicalización ascendente que vive el proceso revolucionario.
 Se declara la movilización general, la dirección de la Revolución comprende que está en marcha una agresión directa y al amanecer del día 17, una fuerza de tarea formada por cerca de  dos mil hombres, reclutados entre los exiliados cubanos y conformada en su gran mayoría por antiguos soldados de la tiranía y afectados por las leyes revolucionarias, desembarcaron por la Bahía de Cochinos, al sur de la provincia de Matanzas.
 La respuesta fue contundente, todo el país se puso en pie de guerra y miles de milicianos  marcharon a sus trincheras dispuestos a repeler cualquier golpe, interno o externo. Mientras en la zona del desembarco el combate fue sin tregua desde que los invasores pisan tierra y en menos de 72 horas las milicias junto al Ejército Rebelde y la Policía, con la dirección en la primera línea de Fidel, derrotan a los mercenarios.
 El golpe fue tan demoledor que el presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy, acepta su responsabilidad directa en los hechos.


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