El
4 de marzo de 1870 se inicia en La Habana el proceso judicial que siguió el
gobierno colonial español en Cuba contra varios jóvenes, entre los cuales se
encontraban José Martí y Fermín Valdés Domínguez.
Se les acusaba de insultar a los voluntarios[1]
y de sospecha de infidencia. La primera causa por los sucesos ocurridos en casa
de la familia Domínguez el 4 de octubre de 1869, hechos en los que no estuvo
presente José Martí y que era un delito menor.
La segunda causa radicada a partir del
allanamiento de la mencionada casa y de la ocupación de una carta dirigida a
Carlos de Castro, condiscípulo de Martí y Fermín y firmada por el primero. La
misiva en sí agravaba el primer delito, aunque no comprometía hasta el punto de
ser considerada como causa de delito de infidencia.
El Decreto de Infidencia fue establecido por
el Capitán General Domingo Dulce el 12 de febrero de 1869 a consecuencia de las
revueltas del Teatro de Villanueva. Se publicó en la Gaceta de La Habana tres
días consecutivos y establecía en su artículo primero que los delitos de
infidencia serían juzgado por Consejo de Guerra. El día 14 de ese mes la
gaceta publica detalladamente los
delitos que abarcaba la infidencia: traición o lesa nación, rebelión,
insurrección, conspiración, sedición, receptación de rebeldes y criminales,
inteligencia con el enemigo, coalición de jornaleros, ligas, expresiones o
voces subversivas o sediciosas, propalación de noticias alarmantes y
manifestaciones, alegoría y todo lo demás que con fines políticos tienda a
perturbar la tranquilidad y el orden público o que de algún modo ataque la
integridad nacional.
El 21 de octubre de 1869 es detenido José
Martí, en aquellos momentos su familia vivía en la villa de Guanabacoa, al otro
lado de la bahía, en la que su padre ocupaba un puesto de celador de policía,
tenía 16 años. A partir de su detención comienza una minuciosa investigación de
las autoridades españolas que según
Vidal Morales, llegó a tener 243 hojas en su expediente, hoy extraviado.
¿Qué
actividades podían llenar tan voluminoso expediente? ¿Era solo su participación
en la redacción de la carta encontrada lo que se juzgaba?
Era cierto que a partir de los sucesos de
Villanueva La Habana era un campo de batalla entre el Cuerpo de Voluntario y el
espíritu criollo inconforme y en proceso de radicalización. La represión se
hizo muy fuerte, cientos de cubanos fueron deportados y familias enteras salían
al exilio.
En el caso de Martí la represión lo toca muy
de cerca desde los primeros momentos, su amado maestro Rafael María de Mendive
es detenido y posteriormente deportado a España, su colegio es cerrado y sus
alumnos remitidos al colegio San Francisco de Asis, al que Martí no asiste por
causas que su padre no acierta a justificar en el ruego que hace al Gobernador
Superior Civil para que se le permita hacer los exámenes correspondientes del
tercer año en el Instituto de Segunda Enseñanza del curso 1868- 1869, petición
denegada.
Las causas pueden ser varias: el temor de la
familia ante las conocidas actividades políticas del muchacho, por lo que le
procuraron un trabajo para ayudar a la familia y mantenerlo ocupado en la
oficina de Felipe Gálvez Fatio, desde abril del 69 hasta su detención
en octubre, allí se desempeña como dependiente de diligencias; o por la falta
de solvencia para pagar el colegio, recordemos que José Martí no pagaba en el
colegio de Mendive.
Para los biógrafo de Martí es un enigma sus
actividades entre el 23 de marzo, fecha del cierre del Colegio San Pablo, y el
21 de octubre, día de su detención.
Trataremos de reconstruir este tiempo de la biografía martiana con las
evidencias que dan algunos historiadores que se ocupan de su estudio y sus
propias cartas de esta etapa.
Se sabe que Martí no perdió el contacto con
sus condiscípulos y que frecuentaba el Instituto de Segunda Enseñanza de La
Habana, viviendo el agitado momento de confrontación de ideas. De este período
es el periódico manuscrito y clandestino que circuló entre los jóvenes con el
nombre de “Siboney”, en el que aparece una colaboración de Martí, el soneto,
“10 de octubre”, ahí también colaboró Anacleto Bermúdez, uno de los estudiantes
mártires del 27 de noviembre de 1871.
El joven Martí en 1969 tiene apenas 16 años,
es un colaborador estrecho de su maestro Mendive, cuyas ideas independentistas
comparte; a través de él conoce y se relaciona con los más connotados
revolucionarios habaneros. Junto a su maestro colabora en el periódico, “La Patria Libre”,
aparecido un día después de los hechos del Villanueva (23 de enero) y es
posible que más de un encargo peligroso haya realizado aquel jovencito serio e
inteligente.
A la salida de su maestro de la escena
política habanera, debieron continuar estos contactos con los revolucionarios
habaneros, pese a la oposición de sus padres. El historiador cubano César
García del Pino en su minucioso trabajo, “El Laborante: Sauvalle y José Martí”,
hace un profundo e interesante análisis sobre los posibles vínculos de Martí y
este cubano rebelde y comprometido que fue Sauvalle.
Se sabe que Sauvalle fue uno de los impulsores
de los hechos ocurridos en el Teatro Villanueva y uno de los editores del
periódico clandestino, “El Laborante”. Es muy probable que José Martí
colaborara con este periódico y que la investigación de las autoridades
españolas tras su detención, lo implicaran a él en un delito realmente grave.
Sotero
Figueroa, gran amigo de Martí, escribe: “Escapa
de la muerte para ir a presidio, después de mostrarse ante sus victimarios como
orador, y orador tan elocuente, que logra persuadir a aquellos de que el autor
de una criminal publicación periódica era él exclusivamente, logrando salvar de
este modo a su fraternal amigo Valdés Domínguez, que estaba complicado en la
causa.”[1]
Féliz Lizaso parece haber manejado fuentes
policiales de la época al decir: “(…) le
detienen por infidencia, después de una minuciosa investigación que ha
practicado el subimpector de vigilancia del tercer Distrito. De esta
investigación se han acumulado muchos datos sobre las últimas actividades de
Martí (…) y se han puesto de relieve actividades suyas la noche de los sucesos
de Villanueva.”[2]
Pero quien más luz arroja sobre el hecho es el
propio Martí al decirle a su madre, en carta fechada el 10 de noviembre de
1869: “(…) Los Domínguez y Sellén saldrán
al fin en libertad, y yo me quedaré encerrado”[3]
A
estas conclusiones llega después de la visita del fiscal, el que seguramente
fue a interrogarlo. El sabía la gran diferencia entre las acusaciones que pesan
en contra de él y las que se les hacía a los otros.
La pregunta clave de César García del Pino es,
¿colaboró Martí en el periódico “El Laborante”?, aunque no llega a conclusiones
definitivas, las evidencias de la investigación, su relación con Carlos
Sauvalle, su apasionada intervención en el juicio y la condena de seis años de
prisión con trabajo forzado, muestran en su caso un comprometimiento, amplio y
peligroso.
Otra carta desde la prisión muestra
preocupación por una deuda de 109 pesos que tiene con la fábrica de papel: “(…)
Yo solo soy la culpa de lo que sucede; -soy la única causa de lo que está
pasando, y a mí, -pues se me debe juzgar el único culpable”[4]
Lo que se adquirió con ese dinero fue papel y
para esa fecha esa cantidad era suficiente para comprar bastante papel, ¿qué
destino tenía este material?
Quizás la propia actitud de Sauvalle hacia
Martí cuando llega a Madrid explica un poco lo sucedido; allí lo recibe el
compañero de luchas conocedor de la causa de su condena, que admira la interesa
de aquel joven que supo hacer silencio frente a los hábiles interrogatorios y
dejarse condenar, sin divulgar el nombre de sus compañeros de conspiración.
[1] Cuerpo paramilitar
conformado por peninsulares radicados en Cuba y que dejaron una triste huella
de crímenes en Cuba
[1] Sotero Figueroa: “Inmortal
en José Martí: Norteamericanos”. La Habana, 1909
[2] Citado por César del Pino:
“El Laborante: Carlos Sauvalle y José Martí, en Anuario del Centro de Estudios
Martianos, Nº 9. La Habana, 1986
[3] José Martí: Obras
Completas. Tomo I, pág. 41 , La Habana,
1975
[4] Ídem . Tomo XX, pág. 246
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