lunes, 10 de julio de 2017

CUBA EN BLANCO Y NEGRO



Vivo orgulloso de mi origen, tanto social como geopolítico, soy hijo de padres trabajadores y cubano oriental, nacido hace 66 años en la ciudad de Guantánamo donde me eduqué bajo el orgullo y cuidado de mis padres y en compañía de una larga prole de hermanos.
 Pobres de procesión algo que mucha gente en esta Cuba ha olvidado, favorecido por una educación gratuita que me permitió hacer dos carreras  de las cuales he vivido orgulloso, aunque no den mucho dinero, como exige hoy el día a día, soy maestro, estudio historia, soy aprendiz eterno y no me creo en mis campos de trabajo un improvisado, sino alguien que aprende y enseña, aunque hoy el arribismo haga aparecer especialistas de última hora haciendo carrera con cuatro consignas y una incondicionalidad ficticia que se rompe en cuanto no le conviene.
 La Cuba en la que me he criado es un país donde hay miles de cosas de las que puede una persona sentirse orgullosa y otras que pudieran ser distintas, porque los procesos sociales lo hacen mujeres y hombres, con pasiones, intereses y motivos a veces, muchas veces, mezquinos, reduccionistas, prejuiciados y humillantes.
 Viví orgulloso mi infancia y juventud, curioso e indagador, sé que el ateísmo rampante de los nuevos comunistas fue muy dañino para la espiritualidad de la gente, que la intolerancia homofóbica creo heridas que aún sangran en la Cuba de hoy, que el machismo a pulso e hipócrita del hombre cubano fue y es dañino para el que es diferente, que los derechos conquistados fueron condicionados para muchos, que la doble moral se hizo la sicología social de la mayoría y que el concepto de “esto es del pueblo”, ha servido para enmascarar desvíos, robos a los bienes sociales, destrucción de propiedad pública y enajenación total que ha dejado al “trabajo” muy mal parado como fuente de vida, prosperidad y prestigio, Cuba es algo más que consignas, Cuba es subterránea conciencia que permitió resistir los duros años noventa, el pueblo que no se calla y dice sus verdades en las esquinas, aunque luego calle en las asambleas, porque no le hacen casos y los funcionarios de turno no tiene respuesta.
 Precariedad y falta de estabilidad cotidiana es la escena en la que nos ha tocado vivir siempre en estos últimos cincuenta y tantos años, amamos a Cuba apreciamos el esfuerzo, pero el resultado siempre queda a medio camino o la ejecución de un derecho pasa por el escabroso camino de una burocracia que te maltrata, te chantajea y te humilla en la espera de “resolver” un derecho que no nos lo dieron ellos, sino que es fruto del sacrifico del pueblo, ese del que somos todos parte y del que siento cada vez menos su eco en la calle y en los espacios que nos pertenece.

No hay comentarios:

Publicar un comentario