lunes, 24 de julio de 2017

26 DE JULIO: RADICALIZACIÓN DE LAS IDEAS REVOLUCIONARIAS EN CUBA



Abel Santamaría, segundo jefe de los asaltantes al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953
La ideología nacional-revolucionaria representa la resistencia de la pequeña burguesía radical frente a la penetración y el sometimiento al gobierno imperialista de Estados Unidos. En ellos hay influencia del pensamiento marxista, pero sus raíces están en la tradición de pensamiento cubano, principalmente el de José Martí.
 Eduardo Chibás se erige en la principal figura de esta corriente y a su alrededor se agrupan la más joven generación de revolucionarios, urgidos de un cambio, que los distingue con respecto al Partido del Pueblo Cuba (Ortodoxo). Un ejemplo de ello lo fue el documento redactado en 1948 por la Comisión Nacional Organizadora de la Sección Juvenil del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) con el título: “El pensamiento ideológico y político de la juventud cubana”, en el que se analiza la Historia de Cuba con un enfoque de orientación marxista. La conclusión a la que llega el documento es que la única alternativa para resolver los problemas de injusticia social a largo plazo era el socialismo.
 La ortodoxia se nucleó alrededor  de la carismática figura de Eduardo Chibás, líder de profundo arraigo popular que durante siete años basó su propaganda en una cruzada en contra de la corrupción político-administrativa y de los monopolios extranjeros. Su lema “Vergüenza contra dinero”, fue seguido por millares de cubanos que cifraron sus esperanzas en él y su partido.
 Las prédicas de Chibás  animaron un fuerte movimiento popular de personas cansadas de la demagogia de los Auténticos y sus desmanes al frente del gobierno. Por eso el Partido Revolucionario Cubano (Ortodoxo) y su líder encabezan el pensamiento nacional-revolucionario, heterogéneo y multitudinario, que pretende darle a la sociedad cubana un gobierno honesto que hiciera cumplir la Constitución del 40; priorizando los intereses nacionales sobre los imperialistas y encaminar la República dentro de los causes de la democracia representativa burguesa.
 Difícil fue para Chibás mantener esta línea política, debido a las pretensiones politiqueras de muchos cuadros del partido ortodoxo que se unieron a él en busca del triunfo electoral, más que por hacer realidad su programa, tras su muerte serán los más jóvenes seguidores los que tomen la actitud más radical.
 El pensamiento marxista arraigado en el período anterior al calor de las luchas sociales, tenía una limitada influencia en pequeños sectores obreros e intelectuales. Tras la represión post machadista, que tuvo entre sus objetivos a los comunistas, se produce un cambio táctico  en el gobierno dominado por Batista y desde 1938 hasta 1950 la divulgación de las ideas marxistas recibe un impulso motivado en la legalización del Partido[1], su labor proselitista y la coyuntura internacional de la lucha contra el fascismo.
 La intelectualidad de izquierda en Cuba, aunque no era mayoritaria si jugó un rol importante en la confrontación de ideas de este período, donde lo más importante no era combatir las ideas filosóficas burguesas, sino impulsar la lucha por la liberación nacional y social.
 Hicieron aportes teóricos  a problemas concretos de la sociedad cubana: Juan Marinello en sus estudios sobre la obra de José Martí; Carlos Rafael Rodríguez con valiosos trabajos sobre la herencia filosófico cultural en Cuba y la economía; Mirta Agüirre  en temas culturales y literarios específicos; Severo Agüirre , abordando problemas históricos de la nación cubana y Blas Roca y su estudio de la Historia de Cuba partiendo de un enfoque marxista para juzgar las problemáticas de la sociedad cubana.
 Con la desaparición de Eduardo Chibás la cúpula del partido ortodoxo se deshizo en luchas politiqueras que debilitó el partido, mientras un sector de la juventud ortodoxa deslinda su posición y emprende un nuevo programa.
 El grupo de jóvenes liderados por Fidel Castro y Abel Santamaría busca la solución a los problemas de Cuba en un cambio profundo y radical de la estructura socio-política del país, que permitiera realizar las reformas que necesitaban las clases populares. Para este grupo de jóvenes el camino era la lucha armada y se dieron a la tarea de organizarla.
 El asalto al cuartel Moncada en Santiago de Cuba fue el primer hecho concreto de este programa radical que fuera claramente expuesto por su líder Fidel Castro en su defensa en el juicio por los sucesos del Moncada, conocida como “La Historia Me Absolverá”.
 En este alegato Fidel analiza la situación social de Cuba en la década del 50 y la valora de forma crítica desde las perspectivas e intereses del pueblo. Allí se recogen los anhelos e ideales de más de  medio siglo de lucha de los desposeídos, del estudiantado, los intelectuales y la pequeña burguesía progresista.
“La Historia Me Absolverá” se convierte en  un instrumento de movilización social, en un programa popular en el que se trazan los objetivos y  medios de lucha revolucionarios. Es el programa del movimiento revolucionario democrático popular y antimperialista, destinado a rescatar al país del dominio de los Estados Unidos, destruir la estructura dependiente, para liquidar las desigualdades, las injusticias sociales, el desempleo, el analfabetismo, el latifundio y la discriminación racial. En la base ideológica de este movimiento nacional liberador están las ideas  sociales de José Martí, rescatadas y convertidas en programa de lucha por generaciones de cubanos a partir de las luchas contra la dictadura de Gerardo Machado.



[1] Cambio de nombre a Partido Socialista Popular en 1943

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