miércoles, 19 de julio de 2017

RECUENTO CRIOLLO, UN CUBANO DÍA A DÍA



 Quiero hablar de un día cubano normal y natural, uno de esos días en los que trabajamos, no sé si somos muchos, “luchamos” por coger una guagua, ese transporte público en el que todos caben y donde manda el chofer, que vale 40 centavos pero que casi todos pagamos un peso, nunca hay vuelto, y otros muchos no pagan dejándole la deuda a Liborio.[1]
 Llegar cansando al trabajo y encontrar que el administrador y el director, no han llegado, tienen horario abierto, pero cuando aparezcan con todos sus problemas a cuesta, buscará un momento para la descarga o  la arenga cotidiana que ni sigue ni conoce, pero la impone (Haz lo que yo digo, no lo que yo hago) y volverá a su noria de papeles, orientaciones de “arriba”, urgencias de última hora y no tendrá tiempo para conocer los verdaderos problemas de la producción y los servicios, volverá a ser Liborio el responsable y el que trabaja culpable.
 Así día por día en un andar que desgasta lo mismo al trabajador que produce bienes materiales, los que prestan servicios y los que viven del invento haciendo que hacen pero estancado la rueda que permite avanzar.
 Puro folklor, donde el jolgorio y la gozadera ocupa un buen lugar, donde a muchos “les resbala” la responsabilidad, pero sigue la exhortación cansona a ser mejores y “echar palante”
 Lo malo de todo esto es que nos acostumbramos al trabajo a media, al servicio de mala calidad, a la pérdida de tiempo y al agotamiento físico y mental prácticamente por nada y nos hacemos viejos y sabemos que nuestro lugar es el olvido o el almacén de años que a cada rato nos lo recuerdan, porque queramos o no, este es otro tiempo, otro mundo, otras aspiraciones, también en Cuba.


[1] Personaje popular de la caricatura vernácula cubana representante del pueblo.

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