Hace 122 años, un día antes de morir por Cuba
y todos nosotros, nuestro José Martí escribió una carta a Manuel Mercado en la
que se escribe esta enfática frase que encabeza mi entrada, en alusión al
conocimiento que tenía sobre la política de los poderes estadounidense con
respecto a los temas de Cuba, nosotros somos herederos de esa honda, porque
crecimos en medio de la Revolución Cubana, esa que no perdonan los imperialista
por radical, soberana, altruista y revolucionaria, que tuvo la osadía de
nacionalizar todas las propiedades de la burguesía nacional y de los
inversionistas extranjeros, principalmente yanqui, que desde principios del
siglo XX fueron adueñándose de las principales riquezas del país en beneficio
de una minoría desnacionalizada y anexionista, que creyó el cuento del “fatalismo
geográfico” de esta isla, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos.
Ahora vuelve el cuento de los “derechos
humanos conculcados”, el desconocimiento de
la historia que hemos vivido en más de cien años luchando por nuestra
independencia, el tratarnos de ahogar por hambre y estrecheces, como si ya no
estuvieras acostumbrados, ya tenemos el cinturón con muchos huecos para
apretarlos, la lengua fina y audaz para responder y la capacidad firme e irrenunciable
de defender las conquistas que la Revolución Cubana dio a los humildes y a las
capaz menos favorecidas dentro del capitalismo dependiente de la burguesía
nacional y sus seguidores.
El gobierno de Donald Trump vuelve a las
andadas de sus predecesores, cada uno a su forma ha tratado de “hacer volver la oveja al redil capitalista”,
pero han olvidado contar con la conciencia de un pueblo de varias generaciones,
que ha madurado, pero que sabe cuánto perdería en este cambio en los derechos
de muchos por los privilegios de poco, tenemos cultura, sabemos leer, mal que
bien la información de internet nos llega y ninguna propaganda revolucionaria
fue mejor que oír el parloteo grotesco y
extemporáneo del señor presidente de los Estados Unidos en un discurso que
parecía una parodia de lo peor de la “Guerra Fría”, sino fuera porque lo dijo
el gurú de las llaves imperiales, para él nuestro desprecio total por su
ignorancia.
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