lunes, 5 de junio de 2017

MEDIO AMBIENTE, SIN PLAN B




“...¡ qué enojo, el de la naturaleza perseguida! Se vuelve hacia el hombre, y como el tigre al cazador, de un golpe de grifo lo desfibra y aplasta. Gruñe y tiende.”[1]
José Martí
Hoy es el Día del Medio Ambiente, justo en un año donde cobra mayor importancia recordar el daño que la Humanidad le ha causado a la Naturaleza y al medio ambiental en el que ha desarrollado su evolución por cerca de un millón de hombre.
 Aquel endeble homínido que se erigió sobre sus dos extremidades traseras y vio más lejos y salió en busca de su mejoría y el de su manada, luego convertida en horda, familia, clan, pueblo y humanidad está a punto de destruir su hogar, en el momento en que una parte ínfima de ellos gozan de más privilegios y riquezas que todos los jefes anteriores y tiene la capacidad demencial de acabar con el prójimo y con su propia existencia en un final de apocalipsis que no dejará testigo.
 Ese es el Hombre y la Mujer,  especie dominante de un hermoso planeta forjado en miles de millones de años y ahora a punto de desaparecer por el egoísmo y la avaricia, dos capacidades desarrolladas por la humanidad y que le han dado siempre más tristezas que alegría.
 Increíblemente nuestro José Martí desde la altura de su época tuvo una mirada objetiva que tiene vigencia en este momento de alarma por la supervivencia del Planeta Azul:
...” Él les anuncia que no hay pujanza que resista a la inteligencia humana cultivada. De la armonía de todas las leyes conocidas, y de la imperfección y brutal rudeza de la actual vida humana, infiérese que el hombre no vislumbra todavía las reglas suaves y amplias de la vida, y que la tierra guarda con exceso bienes holgados con que aquietar los deseos de todos los que la habitan. Estudiar las fuerzas de la naturaleza, y aprender a manejarlas, es la manera más derecha de resolver los problemas sociales. El comercio intelectual ennoblece. El hombre ignorante no ha empezado a ser hombre. El hombre lleva todas sus espadas y todas sus lanzas en la frente.”[2]

Por eso vuelve a su reflexión de iluminado y nos dice:
Al ver el inmenso consumo que de él se hace pudiera temerse que se llegara a agotar, si no supiésemos que la naturaleza no es más que un inmenso laboratorio en el cual nada se pierde; en donde los cuerpos se descomponen, y libres sus elementos vuelven a mezclarse, confundirse y componerse, pudiendo, en el transcurso de los siglos-que son instantes en la vida del mundo-volver a su antiguo ser, a colmar los vacíos que el hombre haya causado, por otra parte imperceptibles en los inconmensurables depósitos del globo.[3]

Por eso a las luchas sociales por el bienestar de la Humanidad hay que unir el reclamo por atender los grandes problemas que nuestro desarrollo causa a la Naturaleza, esa madre sabía e implacable que responderá siempre a nuestros logros y desaciertos con la capacidad de regenerarse, aunque en ello nos vaya la existencia.


[1] Obras CompletasVol.10, pág. 24. José Martí

[2] Obra Citada Vol, 13, pág., 520
[3] Obra Citada, Vol. 8 Pág. 447

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