miércoles, 25 de octubre de 2017

EDUCACIÓN EN CUBA COLONIAL (1878-1902)





  El término de la guerra de los Diez Años (1868-1878) por la independencia de la isla y el reacomodo político que siguió en la sociedad colonial  no trajeron mejoras al sistema de enseñanza, muy reglamentado por la burocracia administrativa, pero que en la práctica mantuvo un gran atraso con relación a otros países, con déficit de escuelas muy grande  e índice de analfabetismo superior al 85 % entre la población libre. Con una  población esclava excluida de todo beneficio cultural, social y humano. Las autoridades coloniales solo invertían un 0,7% de los gastos administrativos en la enseñanza superior, en tanto la enseñanza primaria y secundaria corría a cargo de los gastos municipales que no ascendían a más del 2,5 % para estos fines.

 Contrastando con este drama, existía una minoría de gran cultura, con nivel de vida a la altura de los más ricos en los Estados Unidos y Europa, para quienes funcionaban algunos buenos colegios en la capital, sostenidos por pedagogos criollos de prestigio, completando la formación de sus hijos en el único centro de educación superior que había en la isla o en el extranjero.

 En 1880 se introduce un nuevo Plan Para la Enseñanza, similar al de 1863, pero con algunas variantes formales que no resolvían la crisis. El objetivo era centralizar aún más las decisiones sobre educación, limitando las facultades de las escuelas privadas, de gran influencia criolla. Se mantuvo el carácter obligatorio de la enseñanza primaria, pero sin que el gobierno pudiera garantizar aulas para todos los alumnos. Se introduce la inspección técnica para garantizar la calidad de la enseñanza, aunque nunca llegó a organizarse. En las pocas escuelas que había sostenida por los municipios no se pasaba de enseñar a leer, escribir, y contar, con métodos arcaicos donde la memorización era factor fundamental.

 La enseñanza secundaria regulada en este Plan, se amplió a seis instituciones, una por provincia y se facultaba a los Ayuntamientos a abrir una Escuela de Primaria Superior (Secundaria Básica) en poblaciones con más de diez mil habitantes. Ninguna lo hizo, por los pocos recursos de que disponía,

 En cuanto a los programas, estaban plagados de materias humanísticas, muchas de ellas inviables en la sociedad moderna que pretendiera formar hombres cultos y preparados para hacer avanzar el país. Mucha gramática, latín, griego, religión y poca ciencia, caracterizaba esta enseñanza escolástica y memorística.

 Igual o peor situación presentaba la secularizada Universidad, escasa de recursos, sin instrumentos, ni laboratorios para realizar investigaciones. Era básicamente una formadora de abogados, médicos y farmacéuticos.

 En cuanto a la matrícula, el alumnado de primaria era de 35 mil niños en 1883, penos del 10 % de la población escolar, en tanto que en los centros secundarios había 1 186 alumnos en 1895 y en la universidad había menos de 300 estudiantes por la misma fecha.

 Las escuelas primarias sostenidas por los gobiernos municipales eran 898 en todo el país en 1893, cifra que apenas llegaba a 312 en 1899 al término de la guerra.

 La formación de maestros corría a cargo de la Escuela Normal fundada por Concha en 1852 en Guanabacoa, desaparecida durante el conflicto bélico. En 1892 se inauguran dos escuelas para maestros en La Habana, una para varones y otras para hembras, cerradas con el reinicio de la guerra de independencia.

 La Educación Privada acentúa su papel de formadora de las clases privilegiadas, muchos de ellos religiosos, otros a cargo de prestigiosos maestros cubanos que durante la colonia convirtieron sus escuelas en formadora de una intelectualidad criolla anticolonialista de diferentes tendencias ideológicas y que influirán decisivamente en los acontecimientos históricos y sociales de la isla en el entresiglos. Eran colegios con un ganado prestigio, supervisados por el estado colonial en sus programas, pero mirados con desconfianza por su tendencia identitaria.

 La Sociedad Patriótica de Amigos del País funda en 1873 la Institución Zapata, la Institución San Manuel y San Fernando (1886), el Colegio Pío del Santo Ángel (1886) y los Institutos, “La Encarnación” de Limonar y el de Marianao (1891), eran colegios mixtos para hembras y varones, gratuitos y sostenidos con donativos de los socios.

 En las últimas décadas del siglo XIX se produce una fuerte penetración de los colegios religiosos, muchos de ellos norteamericanos. En 1892 se funda en La Habana el Colegio del Apostolado del Sagrado Corazón de Jesús, para hembras, posteriormente crean escuela en Marianao (1896) y en Cárdenas en 1897. Las Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús fundan colegios para hembra en Pinar del Río en 1894 y en La Habana en 1895. La Orden Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl funda escuelas en Bejucal (1899) y en Güines (1900). Las Madres Dominicas Americanas crearon en 1900 la “American Dominican Academy of our Lady Help of Christians” y ese mismo año la Orden de la Divina Providencia se establece en el Colegio Nuestra Señora de la Caridad en La Habana.


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