La
Sociedad Cultural Nuestro Tiempo, orientada por el Partido Socialista Popular y
que tiene como objetivo aglutinar a los artistas e intelectuales de izquierda
en una institución para estudiar las raíces de la cultura cubana y el aprendizaje
de la filosofía marxista fue creada en 1951
en el Conservatorio Amadeo Roldán, su interés inicial fue de divulgar la música de concierto cubana,
posteriormente al trasladarse al local de la emisora comunista 1010, numerosos
artistas de diversas manifestaciones se unieron a la sociedad para enunciar: “Somos la voz de una nueva
generación que surge en un momento en que la violencia, la desesperación y la
muerte quieren tomarse como única solución. Nos definimos por el hombre que
nunca está en crisis, por su obra que es una esencia permanente”[1]
La Sociedad Nuestro Tiempo se proclamó
progresista y aglutinadora de intelectuales deseosos de renovar el ambiente
cultural de Cuba, se definió como “organización cultural ajena a partidarismo
político”[2],
aunque todo el mundo sabía que detrás de ella estaba el Partido Socialista Popular
Posterior al golpe de estado de Batista se
intentó subvencionarla a través del Instituto Nacional de Cultura, pero la
sociedad resistió la presión y pudo continuar su labor de forma independiente
orientada por el Partido Socialista Popular a través de la Comisión de Trabajo
Intelectual que dirigía Mirta Aguirre y contando en su directiva con Harold
Gramatges, Juan Blanco y Santiago Álvarez.
La sociedad creó su revista “Nuestro Tiempo”
(1954-1959) como vehículo de difusión de sus posiciones ideológicas en el
ámbito de la cultura. Desde sus páginas se hacía crítica y reseña de la cultura
nacional, sin ocultar su defensa del “Realismo Socialista” y la crítica a toda
obra con alguna forma de evasión como el surrealismo o cualquier otra forma
subjetiva.
Los antecedentes de la tendencia al realismo
socialista dentro de la cultura de la Revolución Cubana posterior hay que
buscarla en este grupo de intelectuales muchos de ellos militantes del Partido
Socialista Popular y las organizaciones que crearon, “Nuestro Tiempo” en La
Habana y el “Grupo Galería” en Santiago de Cuba, que “enfrentaron” a todas las
tendencias artísticas alejadas del realismo, como modo de acercar la cultura a
las masas y convertirlas a ultranza en
instrumento político.
No tuvieron un protagonismo importante en la
vida cultural de la década de 50’ pero al triunfo de la Revolución muchas de
sus figuras tuvieron un papel protagónico en las dos primeras décadas de la Revolución
siendo los principales impulsores de “Realismo Socialista” y la pureza de una
cultura de masas revolucionaria que llevó al momento crítico del tristemente
célebre Congreso de Educación y Cultura de 1971 y sus secuelas posteriores.