Crecer
en Cuba hoy tiene una doble lectura, la primera es llegar a adulto de forma sana, con una base
cultural que puede ser de media o superior según su inteligencia y las
motivaciones de la familia, dado que el estado cubano garantiza la enseñanza
obligatoria y gratuita y ha depositado su mayor riqueza en el capital humano;
la segunda tiene una motivación más espiritual porque la sociedad socialista
cubana que nos hemos empeñado en construir, tiene por ideal humano un ser altruista, solidario, preparado, dadivoso, con
apego a principios éticos universales de respeto al otro, a las divergencias y
la diversidad, todo eso va muy bien en el ideal humano que la Revolución Cubana ha hecho crecer en nosotros.
La realidad de la vida y los inmensos avatares
de la cotidianidad tuercen muchas veces
esos sueños sociales y surge el EGOISMO como patrón de vida, la satisfacción
de necesidades materiales como freno al crecimiento y el oportunismo como
fórmula para avanzar sobre los otros y no al lado de ellos.
El capitalismo en una realidad mundial que se
construye sola con el incentivo de que “Ud. Puede llegar a ser rico, Ud. Puede llegar
a ser un triunfador, Ud. Puede ser parte de los ricos y famosos”, porque el ser
humano tiene que comer, vestirse, criar a sus hijos y después pensar en las
utopías, el reto de los cubanos es que tenemos que hacer todo esto, retirando
el “después” y sí pensando que las utopías de equidad y solidaridad humana nos
han traído hasta aquí y nos llevarán tan lejos como queramos como sociedad, que
ese es el futuro de la humanidad si quiere sobrevivir como especie, porque todo
no es mercancía y ganancia, porque el ser humano y la naturaleza tiene que
estar en el centro de todos los problemas a resolver para seguir creciendo y
alcanzar ese sueño de “mundo mejor para todo, con la mayor cantidad de justicia
posible para todos también”.
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