Acabo
de leer en Cuba Debate un artículo de Fernando Martínez Heredia sobre el
entorno histórico de Palabras
a los Intelectuales , como siempre muy objetivo y realista acerca del modo
en que podía concebirse una política cultural dentro de la Revolución en
aquella época. Yo tenía 10 años y para ese entonces un niño hijo de un peón de
vía ferroviarias, que no tuvo trabajo fijo en mucho tiempo, al cual la Revolución
le garantizó ese derecho para mantener a su familia, es un motivo más que
suficiente para identificarme con todo lo que Fernando escribe y describe, pero
cuánto daño hicieron aquellos “comisarios de panfleto” dispuestos a cobrársela a
aquel grupo de escribidores y artistas liberales, actuantes y militantes
muchos, pero a su forma sin manuales para vivir su vida, opinando de lo que le
viniera en gana, sin consultar con nadie y que ante la palabra “libertad” se
inclinaban como ante una diosa.
Para disfrutar y hacer uso de la libertad
plena hay que tener cultura, no prejuicios, ni moldes de cómo debe ser el
hombre y la mujer, de esos dogmas nos llenaron y nos llenan las religiones, ¿cómo
entonces un proceso de “liberación nacional y social” va a esgrimir modelos de
cómo se debe ser, actuar, de qué lado hacer el amor y prejuiciar a unos sobre
otros?
Esa era la esencia de la discusión, la “pureza
angelical” del ser humano debía ser el patrón del “hombre nuevo”, es lo que se
imponía, sino no eres revolucionario, y a partir de ahí venían las consecuencias
críticas, la no publicación, el ostracismo, el traslado para ocupar puestos alejados
de la cultura y la enseñanza, para que la túnica de la pureza no se manchara.
Por Cuba y su noble causa, han luchado y
muerto muchos, en este pueblo las hazañas gloriosa y cotidianas las hemos
hechos todos, sin preguntar, ni esperar nada a cambio, de otra forma, no hubiéramos
llegado hasta aquí, pero es bueno esclarecer, porque ese proceso de inventar un
“pueblo angelical” fue duro y causó muchos sufrimientos, muchos desearon tener
mejor un hijo delincuente que homosexual, por muy preparado que estuviera y el
éxodo del Mariel fue nutrido por esa “escoria social”, que no era enemiga de la
Revolución, solo quería vivir su vida en Cuba y eso era imposible en aquellas
circunstancias.
Aquellos vientos trajeron esas tempestades, ¿hemos
cambiado mucho?
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