Hace hoy 59 años, 30 de
julio de 1957, cayó combatiendo en las calles de Santiago de Cuba el joven
maestro de 22 años Frank País García, un joven
cristiano , de sensibilidad de artista, pero con el temple acerado de
los hombres creados por su tiempo y sus circunstancias.
En tiempos normales Frank hubiera sido una
persona que andaría el camino del saber, creando una familia para perpetuar los
valores que sus padres había sembrado en él, pero su inteligencia y
sensibilidad humana pusieron en él la responsabilidad del compromiso e impulsado
por los hechos del 26 de julio en su Santiago natal se unió al movimiento
liberador que iniciaran los moncadistas.
Al morir era coordinador
nacional del Movimiento 26 de julio, se movía constantemente por todo el país y
en especial en la región oriental donde fue capaz de organizar el alzamiento
armado del 30 de noviembre en su ciudad natal para apoyar el desembarco de los
expedicionarios del Granma, pero hizo más, su capacidad organizativa y fidelidad a la causa que
defendía hizo que organizara el “destacamento
de refuerzo” que fortaleció a la exigua guerrilla que en la Sierra Maestra
lideraba Fidel.
Fue el “David”[1]
poderoso y noble enfrentando las hordas del Goliat dictatorial y con la nobleza
de los grandes, sabiéndose perseguido, permaneció en Santiago, organizando
aquella necesaria retaguardia que la Revolución en marcha necesitaba.
Audaz, valiente, sencillo, inteligente, eran
las muchas cualidades que rodeaban a este muchacho santiaguero que por azar de
la vida había nacido un 7 de diciembre fecha en la que otro titán de la Ciudad
Heroica, Antonio Maceo había caído en combate.[2]
Ese era y es Frank País, el nombre que se
repite en escuelas, hospitales, instituciones y condecoraciones de la Cuba
revolucionaria, pero cuya biografía breve y épica debe ser del
conocimiento de cada cubano, porque el
murió por nosotros y es deber de cada
uno de nosotros no dejarlo morir.
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