martes, 12 de julio de 2016

LA HONRADEZ



«La honradez debía ser como el aire y como el sol, tan natural que no se tuviera que hablar de ella…»
 José Martí

 Siguiendo la  pausa sobre el pensamiento martiano y la  magnífica recopilación hecha por Jorge Sergio Batlle en su libro “José Martí, aforismos” quiero acercarme a los criterios del Apóstol sobre la honradez, uno de los valores que estamos necesitado de rescatar si queremos construir una sociedad justa y superior, porque esa virtud humana que no es innata debe nacer en la familia inculcada por ella a cada uno de sus miembros y reforzada luego por los mecanismos sociales como la escuelas y sus instituciones culturales, pero si se carece de honradez, si el doble rasero y la simulación son los antivalores predominantes poco se podrá hacer porque  sea  una virtud imprescindible del cubano de hoy.
Estas son las valoraciones de Martí sobre esta categoría de lo esencial humano:
«Un hombre que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, no es un hombre honrado. Un hombre que obedece un mal gobierno, sin trabajar para que el gobierno sea bueno, no es un hombre honrado. Un hombre que se conforma con obedecer a leyes injustas y permite que pisen el país en que nació los hombres que se lo maltratan, no es un hombre honrado.»[1]
« (…) hay un campo en que los hombres se dan las manos, que es el de la honradez, donde se respeta, y aún se ama por su virtud a los adversarios constantes y veraces»[2]
«Lo que daña no es ser honrado, sino serlo a medias»[3]
 En tiempos difíciles la honradez es un lujo y la simulación una moda.


[1] José Martí, “Tres Héroes”, “La Edad de Oro”, Obras Completas. T. 18:305
[2]  José Martí, Obras Completas. T. 4: 240
[3] José Martí, “Otras Crónicas de Nueva York” p. 113

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