viernes, 15 de julio de 2016

¿A LOS ESTADOS UNIDOS?



Este escrito de José Martí, mantiene toda su vigencia y frescura  a pesar de haber sido escrito a finales del siglo XIX, lea y reflexiones, Martí habla para hoy y para mañana y este dilema es el principal acertijo que la sociedad cubana debe resolver si quiere seguir siendo libre en una época de globalización mental encabezada por internet y sus dueños, que no somos mostros los de a pie:

 “Pasa en los juicios que se publican sobre los pueblos lo que a los hombres de poca edad con las mujeres que los deslumbran por su hermosa apariencia, sin ver que puede una serpiente vivir escondida en la misma concha que parece morada de la perla. Los mozos son así, y aún los que no son mozos en edad, sino en juicio, aún cuando este parezca maduro por la gracia de la forma en que se expresa. Toman lo pintoresco por esencial, y los detalles aislados y simpáticos por las entrañas, que suelen ser muy diversas; como quien ve una mujer de ojos limpios y cutis de rosa, vestida de encajes como podría un hada, y supone que aquella serafina beldad, que es acaso una Manón irredimible, alberga una hermosura semejante en el espíritu. A los pueblos se les ha de estudiar dos veces, como a las mujeres. El frívolo se contenta con las impresiones, sobre todo si son de su agrado, o concuerdan con su disposición personal. El que sabe que la pluma se debe mojar en la sangre de la verdad, aunque nos salga del costado, deja pasar los primeros vapores de la impresión, y escribe después del estudio doloroso de lo real, sin que la simpatía injusta lo ponga ciego para cuanto no le sea grato, ni desluzca sus opiniones la antipatía, que es la debilidad indigna de cuantos  aspiran a enviar su voz con algún influjo entre los hombres.

 “Y eso no va dicho por casualidad, sino porque en lo que se escribe ahora por nuestra América imperan dos modas igualmente dañinas, una de las cuales es presentar como la casa de las maravillas y la flor del mundo a estos Estados Unidos, que no lo son para quien sabe ver; y otra propalar la justicia y conveniencia de la preponderancia del espíritu español en los países hispanoamericanos, que en eso mismo están probando que no han dejado de ser colonias. Por supuesto que esto no pasa de ciertas capas mentales, y ni una ni otra propaganda interesan hasta ahora más que a la gente rudimentaria y juvenil de aquellos pueblos de nuestra América donde, precisamente por el amor excesivo a la novedad extraña de los Estados Unidos, o a la vejez de las cosas españolas, no se han desenvuelto como en algunas otras repúblicas nuestras, la riqueza y la política. Pero de lejos se ve poco; y como la literatura tiene la capa ancha y cubre más a menudo lo ligero, que nos cuesta trabajo ni fatiga mucho  el pensamiento del que lee, que aquello que toma su peso del conocimiento de la vida y exige mayor atención del lector, sucede que una y otra idea, la americana y la española, hacen más camino del que debieran entre los lectores sencillos y la juventud impresionable, mucha parte de la cual por la falsa golosina de este país que le pintan de miel y oro trueca insensata la única vida útil, que es la que trata de cumplir el deber de hombre en el país natal, por la mezquina y secundaria empresa de procurarse en tierra extraña una fortuna pecuniaria que casi nunca llega a más de lo estrictamente necesario para el sustento. El hombre joven se debe a su patria.[1]




[1] La Doctrina de Martí. New York, 15 de agosto de 1897. Posiblemente se publicó por primera vez en El Economista Americano
Anuario Martiano. Biblioteca Nacional José Martí. Tomo 3. Pág. 121-122

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