sábado, 30 de julio de 2016

FRANK PAÍS GARCÍA




Hace hoy 59 años, 30 de julio de 1957, cayó combatiendo en las calles de Santiago de Cuba el joven maestro de 22 años Frank País García, un joven  cristiano , de sensibilidad de artista, pero con el temple acerado de los hombres creados por su tiempo y sus circunstancias.
 En tiempos normales Frank hubiera sido una persona que andaría el camino del saber, creando una familia para perpetuar los valores que sus padres había sembrado en él, pero su inteligencia y sensibilidad humana pusieron en él la responsabilidad del compromiso e impulsado por los hechos del 26 de julio en su Santiago natal se unió al movimiento liberador que iniciaran los moncadistas.
Al morir era coordinador nacional del Movimiento 26 de julio, se movía constantemente por todo el país y en especial en la región oriental donde fue capaz de organizar el alzamiento armado del 30 de noviembre en su ciudad natal para apoyar el desembarco de los expedicionarios del Granma, pero hizo más, su capacidad  organizativa y fidelidad a la causa que defendía hizo que organizara  el “destacamento de refuerzo” que fortaleció a la exigua guerrilla que en la Sierra Maestra lideraba Fidel.
 Fue el “David”[1] poderoso y noble enfrentando las hordas del Goliat dictatorial y con la nobleza de los grandes, sabiéndose perseguido, permaneció en Santiago, organizando aquella necesaria retaguardia que la Revolución en marcha necesitaba.
 Audaz, valiente, sencillo, inteligente, eran las muchas cualidades que rodeaban a este muchacho santiaguero que por azar de la vida había nacido un 7 de diciembre fecha en la que otro titán de la Ciudad Heroica, Antonio Maceo había caído en combate.[2]  
 Ese era y es Frank País, el nombre que se repite en escuelas, hospitales, instituciones y condecoraciones de la Cuba revolucionaria, pero cuya biografía breve y épica debe ser del conocimiento  de cada cubano, porque el murió por nosotros y es deber  de cada uno de nosotros no dejarlo morir.


[1] Seudónimo de guerra de Frank País García
[2] 7 de diciembre de 1896

viernes, 29 de julio de 2016

CONSTRUIR CONCENSOS Y MAYORÍAS



El tocororo, ave nacional de Cuba 

Hola amigos, de vuelta y en la trinchera, por estos meses hemos asistido al giro, no inesperado, hacia la derecha de algunos gobiernos en América Latina, impulsado en primer lugar por el predominio que tienen en los medios de comunicación, ese tercer poder, ahora  al servicio  del dinero, de los dueños y de la banalidad, esa que se esparce como droga por la conciencia de la gente, que quiere vivir ahora y como sea, aunque mañana no tengamos futuro o no lo tengan nuestros hijos.
 Hoy suena anticuado hablar de ideología, si es la gente mayoritaria la que piensa en cambios, pero realmente nos están vendiendo la ideología del no pensar, del consumo por el consumo, del egoísmo extremo y del “Tu si puedes ser un ganador”, claro no importa cómo y a cuántos dejaste atrás, porque no te importa.
 Cuando el dinero es Dios, hay poco que buscar en el alma de la gente, las utopías pasan por intolerancias, por violadoras de los derechos humanos cuando va contra la sacrosanta propiedad privada, la principal esquiladora del planeta, todo para producir ganancias para minorías cada vez  más egoístas y dispuesta a desaparecer a lo grande, antes que compartir la casa común, verde y luminosa que es la tierra.

sábado, 23 de julio de 2016

JOSÉ MARTÍ, CRONISTA DEPORTIVO




Llama mucho la atención al que esto escribe la poca importancia que han dado los estudiosos de la obra martiana, sobre sus valoraciones del deporte y los ejercicios físicos, sin que esto signifique que no se hayan acercado, principalmente los periodistas, a sus crónicas más significativas.
 En cuestiones deportivas a  Martí le urge denunciar: la deshumanización de los competidores, la insensibilidad del público  ante espectáculos más de “circo romano” que deportivo; las apuestas y sus consecuencias y otros problemas más cercanos a la explotación humana que al disfrute lúdico de las capacidades del deportista.
 Pero pocos han profundizado en esa constante presencia del fenómeno de la competición deportiva, en frases breves, juicios atinados y como al paso, la expresión de alegría y el detalle del admirador que a lo largo de una década fue dejando en su periodismo desde los Estados Unidos.
 Mezcla de todo eso fueron sus alusiones al deporte colegial de ese país, pujante y representativo,  admirado por muchos en todas parte del mundo y que junto con el movimiento deportivo inglés representan la avanzada del futuro olimpismo moderno.
En noviembre de 1884 José Martí describe para el diario La Nación, de Argentina una de sus más conocidas e impresionantes crónicas, los protagonistas son los equipos de fútbol americano de Yale y Princeton  quienes ante un público de elegantes damas y caballeros van a escenificar una épica batalla narrada con objetividad y fuerza, por el Apóstol: “(...) Naranja el color de Yale y el de Princeton azul (...) El cielo sombrío como no queriendo ver. Los gigantes entrando en el circo, con la muerte en los ojos. Llevan el traje de juego: chaqueta de cañamazo, calzón corto, zapatilla de suela de goma: ¡todo estaba a los pocos momentos tinto en la sangre propia o en la ajena!”[1]
En 1886 su criterio sobre el deporte colegial se hace más crítico, dado fundamentalmente por los problemas que ya está presentando producto de su popularidad y de otros males que no dejará de señalar el propio Martí: “Estas fiestas de fin de curso, sino acabasen en regatas enconadas y en desafíos celosos de pelota, serían cosa bella(...)[2]
Se da cuenta que no es un problema de los colegios y sus estudiantes, sino de la propia sociedad que lo engendra: “Los juegos son como los pueblos en que privan: este es golpe, rudeza, ausencia de arte: se enronquecen y embriagan con ese juego burdo que crea admiración funesta por los fuertes(...)La pujanza los  enamora y los domina. Les gusta lo que arremete, lo que violenta, lo que invade(...)[3] y continua en otras de sus crónicas: “La vida nacional es acá ruda(...)En muchas universidades es más la pompa que la ciencia, y el pelotear que el leer”[4]
 La valoración desmedida del atleta entre los estudiantes es tema que no deja de preocuparle, “(…)en los colegios se mira aquí como a pobres personas al que se nutre, como de estrellas que muerden, de ideas y de sueños grandes: acá los prohombres de los colegios, lo que llevan damas y mantienen corte, son el que mejor rema, el que mejor recibe la pelota, el que más sabe de hinchar ojos y desgoznar narices, el que más bebe o fuma(...)”[5]
 Este extenso artículo que estamos citando apareció en el periódico mexicano El Partido Liberal, el 13 de julio de 1886, contiene una denuncia valiente y clara a una institución vista con admiración por el mismo Pierre de Coubertín y por otros muchos educadores e intelectuales en Europa e Hispanoamérica , era un modo de desmitificar al deporte colegial presentándolo no solo con las virtudes, que él supo ver, sino con sus defectos que no dudó en señalar: “(...)¡ved con que saña mal contenida durante todo el año, se entregan a estas regatas y desafíos, y apuestan sobre ella, no por aquel  sano amor a los ejercicios viriles que hizo hermoso y fuerte a los primeros griegos, sino con aquella mercenaria y rencorosa rivalidad que afeaba las lidias tremendas de los gladiadores de Roma y de Pompeya!(...)”[6]


[1] José Martí, Obras Completas, Tomo 10:132

[2] “Otras Crónicas de Nueva York” (José Martí) Centro de Estudios Martianos:42

[3] Ídem: 43
[4] José Martí, Obras Completas, Tomo 12:300 
[5]  “Otras Crónicas de Nueva York” (José Martí) : 40

[6] Ídem: 43