BUSTO DE MARTÍ
AUTOR:UGO LUISI
Soy lo que me enseñó mi padre
El que no quiere a su patria no quiere a su
madre
Soy América Latina
Un pueblo sin piernas pero que camina
Canción “Latinoamérica”
Calle Trece
Cada vez que ocurre un convite de naciones recuerdo las
meditaciones de José Martí plasmadas en su ensayo “Nuestra América”(1891),
ese gran manifiesto cultural e identitario que no caduca y que define como
ningún otro documento suyo, sus ideas sobre América Latina y su futuro.
La primera
advertencia del documento es contra el “caudillismo”, fenómeno muy
arraigado en Latinoamérica y que
convierte a los países y territorios de esta parte del mundo en feudos y fincas
particulares: “Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea,
y con tal que él quede de alcalde, o le mortifiquen al rival que le quitó la
novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden
universal”
Continua su análisis advirtiendo sobre los peligros
que acechaban a estos pueblos dado por el desarrollo de los países capitalistas
y en particular de los Estados Unidos, país donde vivía: “Estos tiempos
no son para acostarse con el pañuelo en la cabeza, sino con las armas de
almohada (...): las armas del juicio, que vencen a las otras. Trincheras de
ideas, valen más que trincheras de piedras”
En un segundo párrafo aborda la unidad como
factor necesario para alcanzar objetivos mayores: “Los pueblos que no se
conocen, han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos
(...) Es la hora del recuento y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro
apretado, como la plata en las raíces de los Andes”
El tercer párrafo está dedicado a fustigar a
los que reniegan de su América y de su cultura en lenguaje muy sarcástico: “¡Estos
hijos de carpintero, que se avergüenzan de que su padre sea carpintero! ¡Estos
nacidos en América, que se avergüenzan, porque llevan delantal indio, de la
madre que lo crió, y reniegan, bribones, de la madre enferma, y la dejan sola
en el lecho de las enfermedades”
A continuación Martí hace un análisis
minuciosos sobre los problemas sociales de América Latina y las formas más
adecuadas de gobernar y hacer avanzar a esos pueblos: “La incapacidad no
está en el país naciente, que pide formas que se le acomoden y grandeza útil,
sino en los que quieren regir pueblos originales, de composición singular y
violenta, con leyes heredadas de cuatro siglo de práctica libre en los Estados
Unidos, de diecinueve siglos de monarquía en Francia(...) “El gobierno ha de
nacer del país. El espíritu del gobierno ha de ser del país. La forma del
gobierno ha de avenirse a la constitución propia del país. El gobierno no es
más que el equilibrio de los elementos naturales del país”
Dedica un espacio a analizar la relación entre
los intelectuales y el pueblo, entre los que se apegan a las raíces autóctonas
y los extranjerizantes: “Los hombres naturales han vencido a los letrados
artificiales. No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la
falsa erudición y la naturaleza”, y concluye razonando que el buen
gobierno en América no es el que aplica el código extranjero, sino las leyes
que se avengan al espíritu nacional: “Gobernante en un pueblo nuevo,
quiere decir creador”
Más adelante
resume en una frase el vital tema de la interinfluencia cultural: “Injértese
en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras
repúblicas (...)”
Análisis
apasionado y poético, recuento en símiles y metáforas de la historia de América
Latina y va haciendo apretado resumen para llegar a la esencia de sus errores: “La
colonia continuó viviendo en la república; y nuestra América se está salvando
de sus yerros: -de la soberbia de las ciudades capitales, del triunfo ciego de
los campesinos desdeñados, de la importancia excesiva de las ideas y fórmulas
ajenas, del desdén inicuo e impolítico de la raza aborigen”
Su inmensa fe en los pueblos de Hispanoamérica
lo lleva a expresarse con seguridad y optimismo sobre las posibilidades del
hombre de nuestros países: “Crear, es la palabra de pase de esta
generación. El vino de plátano; y si sale agrio, ¡es nuestro vino!”
Al final de su ensayo Martí hace una
advertencia sobre el peligro que representa para América Latina, la otra
América, emprendedora, pujante, ambiciosa, que nos desprecia y desea someter.
Ante este peligro él antepone la superación de los problemas que frenan a las
naciones latinoamericanas; la unidad y la integración en un solo pueblo para
enfrentar este reto.
Renacen hoy
estas ideas que en apretada síntesis resume el Apóstol en su ensayo mayor, Nuestra
América, hoy más que nunca vive Martí y anda con los pobres de la tierra, del brazo de los
nuevos tiempos en que los pueblos mestizos de esta América ya se dan cimiento
nuevo para levantar un mundo mejor, más justo, equitativo y participativo.
Esta es la lectura contemporánea de José
Martí, afincado en el corazón de los más humildes y enriqueciendo a la América Nueva con
prédica de hoy que espera no ser demagogia de partidos sino programa de
cambios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario