miércoles, 26 de septiembre de 2018

NUESTRA AMÉRICA

BUSTO DE MARTÍ  
AUTOR:UGO LUISI
Soy lo que me enseñó mi padre
El que no quiere a su patria no quiere a su madre
Soy América Latina
Un pueblo sin piernas pero que camina
Canción “Latinoamérica”
Calle Trece

 Cada vez que ocurre un convite  de naciones  recuerdo las meditaciones de José Martí plasmadas en su ensayo “Nuestra América”(1891), ese gran manifiesto cultural e identitario que no caduca y que define como ningún otro documento suyo, sus ideas sobre América Latina y su futuro.

La primera advertencia del documento es contra el “caudillismo”, fenómeno muy arraigado  en Latinoamérica y que convierte a los países y territorios de esta parte del mundo en feudos y fincas particulares: “Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde, o le mortifiquen al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal”

 Continua su análisis advirtiendo sobre los peligros que acechaban a estos pueblos dado por el desarrollo de los países capitalistas y en particular de los Estados Unidos, país donde vivía: “Estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo en la cabeza, sino con las armas de almohada (...): las armas del juicio, que vencen a las otras. Trincheras de ideas, valen más que trincheras de piedras”

 En un segundo párrafo aborda la unidad como factor necesario para alcanzar objetivos mayores: “Los pueblos que no se conocen, han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos (...) Es la hora del recuento y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”

 El tercer párrafo está dedicado a fustigar a los que reniegan de su América y de su cultura en lenguaje muy sarcástico: “¡Estos hijos de carpintero, que se avergüenzan de que su padre sea carpintero! ¡Estos nacidos en América, que se avergüenzan, porque llevan delantal indio, de la madre que lo crió, y reniegan, bribones, de la madre enferma, y la dejan sola en el lecho de las enfermedades”

 A continuación Martí hace un análisis minuciosos sobre los problemas sociales de América Latina y las formas más adecuadas de gobernar y hacer avanzar a esos pueblos: “La incapacidad no está en el país naciente, que pide formas que se le acomoden y grandeza útil, sino en los que quieren regir pueblos originales, de composición singular y violenta, con leyes heredadas de cuatro siglo de práctica libre en los Estados Unidos, de diecinueve siglos de monarquía en Francia(...) “El gobierno ha de nacer del país. El espíritu del gobierno ha de ser del país. La forma del gobierno ha de avenirse a la constitución propia del país. El gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país”

 Dedica un espacio a analizar la relación entre los intelectuales y el pueblo, entre los que se apegan a las raíces autóctonas y los extranjerizantes: “Los hombres naturales han vencido a los letrados artificiales. No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza”, y concluye razonando que el buen gobierno en América no es el que aplica el código extranjero, sino las leyes que se avengan al espíritu nacional: “Gobernante en un pueblo nuevo, quiere decir creador”

Más adelante resume en una frase el vital tema de la interinfluencia cultural: “Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas (...)”

Análisis apasionado y poético, recuento en símiles y metáforas de la historia de América Latina y va haciendo apretado resumen para llegar a la esencia de sus errores: “La colonia continuó viviendo en la república; y nuestra América se está salvando de sus yerros: -de la soberbia de las ciudades capitales, del triunfo ciego de los campesinos desdeñados, de la importancia excesiva de las ideas y fórmulas ajenas, del desdén inicuo e impolítico de la raza aborigen”

 Su inmensa fe en los pueblos de Hispanoamérica lo lleva a expresarse con seguridad y optimismo sobre las posibilidades del hombre de nuestros países: “Crear, es la palabra de pase de esta generación. El vino de plátano; y si sale agrio, ¡es nuestro vino!”

 Al final de su ensayo Martí hace una advertencia sobre el peligro que representa para América Latina, la otra América, emprendedora, pujante, ambiciosa, que nos desprecia y desea someter. Ante este peligro él antepone la superación de los problemas que frenan a las naciones latinoamericanas; la unidad y la integración en un solo pueblo para enfrentar este reto.

Renacen hoy estas ideas que en apretada síntesis resume el Apóstol en su ensayo mayor, Nuestra América, hoy más que nunca vive Martí y anda  con los pobres de la tierra, del brazo de los nuevos tiempos en que los pueblos mestizos de esta América ya se dan cimiento nuevo para levantar un mundo mejor, más justo, equitativo y participativo.

 Esta es la lectura contemporánea de José Martí, afincado en el corazón de los más humildes y enriqueciendo a la América Nueva con prédica de hoy que espera no ser demagogia de partidos sino programa de cambios.

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