viernes, 1 de junio de 2018

LA QUIERO TODA SOBRE MI TUMBA




En mi diario andar habanero, paso con frecuencia frente a esta hermosa tarja de granito verde donde con letras de bronce están inscrito estos hermosos versos de la cubanísima matacera Carilda Oliver:
“Cuando niña mi abuela

 Trajo un poco de tierra española

 Cuando se fue mi madre

 Llevó un poco de tierra cubana

 Yo no guardaré conmigo ningún poco de patria

 La quiero toda

 Sobre mi tumba”
 Es su definición hermosa y breve sobre ese sentimiento del emigrante en tierras extrañas, ese ser siempre el otro entre los que viven allí, la nostalgia que vivimos cuando nos alejamos del lugar en que hemos nacido.
 Yo emigrante interno de mi isla, añoro ese pedazo de tierra de mis memorias primeras, y vuelvo una y otra vez a sus calles con cierta regularidad, para darme cuenta del tiempo que ha pasado, de los recuerdos que guarda cada rincón donde amé y fui amado; de los lugares donde descubrí cosas medulares para mi vida…y releo la tarja con su sentido de reafirmación y dolor de lejanía y siento el alma llena de todos los que emprendieron el éxodo buscando un sueño, escapando del hermano diferente o añorando riquezas que en muchos casos fueron quimeras y en los que envejecieron  con una visión desfasada de la Patria y tratan de espantar los recuerdos que duelen y quedarse con ese poquito de “tierra” y añoranza que se llevaron.

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