Servando Cabrera, autor de este hermoso cuadro es un ejemplo de lo que puede hacer la desmemoria y los prejuicios
En el rejuego de
hegemonías de mundo moderno, los dueños del poder, en cualquier parte, tratan de
dejar en el pasado sus faltas y levantar a la altura de símbolos intercederos,
sus triunfos y virtudes, la desmemoria es el ejerció de la anti historia, alejar
a la gente de hoy de esas cosas incomodas que hacen imperfectos a los estados y
gobiernos en sus afanes de dominio y manipulación.
A veces en la avalancha de información está la
desinformación, enmascarada en medio de las trivialidades, el glamur y las vidas
de otros que las mayorías están obligadas a consumir desde los todo poderosos
medios de comunicación.
Por eso la historia se hace necesaria, primero
para conocerla como testimonio de lo vivido, luego como enseñanza para el
presente y el futuro, porque olvidarla es correr el riego de repetir los mismos
errores.
La más noble de las causa no está exenta de
errores, asumirlos,
aprender de ellos es necesidad de todos, y si se hacen cosas que resulten
impopulares no podemos dejar de explicar, razonar y esgrimir la verdad, esa que
siempre nos saldrá al paso, aunque pase el tiempo.
La política, esa vieja compañera de viaje de
la historia, está plagada de ejemplos, para nosotros los que enseñamos historia
es necesidad explicar y poner a cada hecho y persona en su sitio porque los
altares tienen siempre las bases frágiles, solo las convicciones mueven pueblos
y sociedades, no lo olvidemos.
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