Paulina Pedroso, la hermana negra de José Martí
Hurgué
en las Obras Completas de José Martí buscando alguna carta, una breve nota, una
alusión o cualquier rastro que me llevara a esta negra noble y cubana que todos
hemos aprendido a querer porque sabemos todo el apoyo que le prestó a José
Martí y a la causa de Cuba, no las encontré.
Debieron ser muy importantes esas notas y
cartas que entre ellos se cruzaron para que no aparezca una sola alusión a
quien sabemos era su máximo apoyo en Tampa, quien conocía sus movimientos en
estos años decisivos y lo cuidó de los desmanes de los enemigos de la
independencia.
En su corazón se llevó el Apóstol el afecto y
la gratitud hacia aquella sencilla mujer de pueblo que tuvo para él atenciones
de madre no solo por lo que ella sabía representaba para su patria, sino por el
cariño que aquel se ganó en su pecho.
Paulina nació en Consolación del Sur, Pinar
del Río un 10 de mayo de 1855, su madre fue una esclava de Juan Hernández, por
eso llevó ese apellido de soltera, Paulina Hernández Hernández. Era libre pero
vivía rodeada de esclavos y la enorme injusticia del sistema esclavista pesaba
en ella tanto como en sus desgraciados hermanos de raza.
A finales de la década del 70 emigra a los
Estados Unidos y como tantos cubanos se integra a la ya numerosa colonia que se
radica en La Florida. Allí conoció a Ruperto Pedroso, negro como ella,
propietario de un pequeño restaurante[1]
con quien contrajo matrimonio y adoptó el apellido con la que hoy la conocemos.
Vivían en Tampa y la inteligente mujer fue
desde su llegada una activa participante en el movimiento independentista
arraigado en aquella comunidad cubana, en esos trajines la conoce José Martí en
noviembre de 1891 durante su primera visita a esa ciudad floridana.
Paulina y su esposo tenían una casa en Tampa y
alquilaban algunas habitaciones para huéspedes. Allí encontró Martí el apoyo y
la confianza de sus hermanos y principalmente de Paulina. En diciembre de 1892
encontrándose Martí en esta casa fue envenenado por un
compatriota en complicidad con el servicio secreto español, durante varios días
la salud del Apóstol estuvo comprometida, pero a su lado estuvo todo el tiempo
la negra Paulina Pedroso, que como hermana solícita restablece la salud de José
Martí.
Colabora en la creación de la Sociedad de
Socorro “La Caridad”, agrupación femenina del Partido Revolucionario Cubano y
participa activamente en la recolección de fondos para la “Guerra Necesaria”, a
tal punto que después del fracaso de los planes de Martí en enero de 1895 y de
la confiscación de los barcos y pertrechos para iniciar la guerra, ellos
hipotecaron su casa y entregaron el dinero para la causa de Cuba.
Paulina era un símbolo en Tampa y en la
emigración cubana, en silencio, sin pedir nada a cambio, solo la libertad de
Cuba, tuvo fe en Martí y el Partido Revolucionario Cubano para alcanzar el
noble objetivo de la libertad de Cuba.
Terminada la guerra Paulina, como tantos otros
emigrados regresan a Cuba, llenos de sueños y anhelos de igualdad, pero la
República de Generales Y Doctores, ignoró a aquella humilde negra,
despalilladora, lectora de tabaquería, activista de la revolución necesaria,
amiga y confidente de José Martí que murió ciega y pobre, en La Habana el 21 de
mayo de 1913.
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