jueves, 7 de junio de 2018

“VIVIR EN LA TIERRA NO ES MÁS QUE UN DEBER DE HACERLE BIEN”

Dibujo de Francisco Blanco para la revista "Bohemia"



“Si la tierra espera y oye, ¿por qué no hemos de

 bajar la mano amiga hasta la tierra?”

José Martí

Unos  años atrás, hice un comentario  a cerca de las problemáticas ambientales de nuestro planeta y la necesidad de poner oídos y manos para mejorar la casa de todos. De allá a acá han pasado muchas cosas, la alarma se ha disparados, pero los que tienen los botones para hacer algo están muy ocupado haciendo la guerra en nombre de la paz, dando zarpazos  a diestra y siniestra y tratando de acomodar el mundo a su modo.

  Decía entonces que  “(…) el egoísmo y la cordura se juegan el futuro de la tierra, nuestra casa azul y verde dentro de la cual no nos llevamos muy bien esos que nos llamamos “humanos”, “creación superior de la naturaleza” y otras lindas referencias que hablan más de nuestra autosuficiencia que de nuestra inteligencia.”

 Sigo la cita: “Al margen de la cantidad de CO2 que cada uno este dispuesto a emitir o no, se discute el futuro, la permanencia o no de este extraordinario proceso cósmico que llamamos “vida” y que, teoría aparte, puede ser que sea único en la inmensidad material que tanto nos aturde cuando oímos hablar de ella a los científicos.

“ La racionalidad, esa que nos hace  humano parece faltar cuando se tratan temas tan cardinales y todo porque los que tienen mucho, desde el punto de vista material, no quieren ceder un poco de sus privilegios y prefieren desaparecer a lo grande, que convivir de forma más sencilla y “racional” con esos que somos las parte, “los pobres de la tierra”.

 “¿De qué hablamos? De supervivencia, de futuro, de paz, de bienestar, pero, “para todos” y ese todo somos la aldea global de todos los colores, de todos los pensamientos, de todas las orientaciones espirituales, sexuales y de género, esos somos el mundo, una especie en vía de extinción, pero con la solución en sus propias manos, ¡busquémosla!

 “Para ayudar un poco a buscar la solución me remito a la persona que más conozco después de mí, José Martí, el hombre que no me canso de decir fue un humanista extraordinario, el mismo que en medio de tareas que fueron para él de mucha importancia y a fines del siglo XIX cuando esta espiral de envenenamiento de la tierra comenzaba escribió lo siguiente:

“Comarca sin árboles, es pobre. Ciudad sin árboles, es malsana. Terreno sin árboles, llama poca lluvia y da frutos violentos. Y cuando se tienen buenas maderas, no hay que hacer como los herederos locos de grandes fortunas, que como no las amasaron, no saben calcular cuándo acaban, y las echan al río; hay que cuidar de reponer las maderas que se cortan, para que la herencia quede siempre en flor; y los frutos del país solicitados, y éste señalado como buen país productor.

“La América, que sabe cuán cruel y locamente se- cortan en los países hispanoamericanos sus magníficos bosques de maderas ricas; que ve cómo, a pesar de una que otra ley desobedecida o mal cumplida, casi en parte alguna resiembran lo que arrancan, sin pensar que, como en algunos lugares acontece, las maderas son la única riqueza de la comarca...” (O.C. T.8:302-304)

“ Eran solo unas palabras, como uno más de los terrícolas, concientes o no del peligro y que no esperan milagros, sino acciones de los que deciden, expertos o no, políticos o científicos y vuelvo a Martí para cerrar:

“El mundo sangra sin cesar de los crímenes que se comente en él contra la naturaleza”1892, O.C. T.4: 381

“... ¡qué enojo, el de la naturaleza perseguida! Se vuelve hacia el hombre, y como el tigre al cazador, de un golpe de grifo lo desfibra y aplasta. Gruñe y tiende.”1884, O.C. T.10:24


“Estudiar las fuerzas de la naturaleza, y aprender a manejarlas, es la manera más derecha de resolver los problemas sociales”.1883, O.C. T.13:520

“Son reflexiones muy específica sobre el tema que más afectaba a la naturaleza de su tiempo, la deforestación, ese mal agravado en el siglo XX y que hoy se une a la emisión desenfrenada de gases de efecto invernadero, la caza indiscriminada de animales, el envenenamiento de las aguas de ríos y mares y tantos otros males que nos han traídos el “progreso” desigual y egoísta, que no impide las grandes desigualdades humanas.







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