Servando
Cabrera Moreno y su hermosa manera de
ver a los cortadores de caña
Me fascina hablar sobre
nosotros los cubanos, irremediablemente rodeados de agua y desde hace bastante
tiempo curados de espantos, porque cada uno de nosotros individualmente o como
sociedad, hemos enfrentado grandes retos, viviendo ese “real maravilloso”
que nombró García Márquez, que yo dudo
no se haya inspirado en los cubanos, al borrar la línea entre lo absurdo
creíble y la verdad increíble. Así vivimos.
Ahora sabemos que el mundo estero está espiado
por las grandes potencias y fundamentalmente por el “Gran Hermano” del norte
que a lo menos que se acostumbra es que a 90 millas de sus costas haya un
montón de gente con agallas suficientes como para contradecirlos y construir
una utopía social, yo diría una herejía, sin perder la sonrisa, haciendo bromas
con sus propias dificultades y ahora enfrascado en levantar el bloqueo interno
al que nos sometimos durante tantos años para “protegernos del diversionismo
ideológico de los imperialistas”.
Estamos curados de espanto, los cubanos de a
pie sabemos que “¡siempre hay un ojo que te ve!”, que sabe a la hora que tú
llega, con quién sales, con quién te acuestas y que tienes o no tienes en tu
casa, nuestra libertad es muy relativa,
con derecho a todo,…pero…siempre un “pero” que debemos pasarnos por “el entre
piernas” para seguir adelante rompiendo barreras y prejuicios.
Así que si me espían por
las redes sociales, no es nada nuevo,
cuando mis vecinos saben más de mí que
yo mismo y eso no me importa porque respondo a los parámetros medios de
un ciudadanos decente, buena gente y confiable. Mi compromiso es con mi
conciencia, la verdad y la educación que
recibí en mi familia y que he enriquecido en mi crecimiento social en esta isla,
a pesar de todo, maravillosa.
Fidel dijo alguna vez que éramos posiblemente
el país más espiado de la historia… ¿y?, también hemos sido la población más
controlada por nuestras autoridades y organizaciones ¿cuál es la diferencia?
A la larga construir una vida es
responsabilidad única de cada individuo y cada negación de ese derecho va
contra el ser humano, cuyo “libre albedrío” ya dicta mucho de ser libre en este
mundo parcelado, etiqueta y de contra espiado por todos y cada unos de los que
ostentan un poder por pequeño que sea.
Nos queda aplicar las reglas de juego,
aprender a vivir en un mundo así, donde el hombre dicta mucho de ser hermano
del hombre, sino competidor del otro, rival del otro, al que siempre habrá algo
que envidiar y quitar.
De una cosa si estoy seguro, a pesar de mis
críticas, sigo soñando con ese proyecto en el que el ser humano tenga lo
necesario para alcanzar la plenitud espiritual y la prosperidad necesaria para
asegurar a su familia un bienestar, creo que los estados deben proteger al más
débil, que el hombre debe tener derechos a la VIDA sin que nadie le niegue la
posibilidad de desarrollarla; que de la cultura humano deben desaparecer, el
egoísmo, los prejuicios, las discriminaciones, el “sálvese el qué pueda” y
todos los flagelos sociales que denigren al ser humano, para eso luchamos para
hacer de Cuba la isla UTOPÍA de la que nos hablara Tomás Moro.
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