“Agua
Territoriales” es una serie de cuadros creados por el pintor cubano Luis
Martínez Pedro (1910-1989), para mi nada más presagiante y real de lo vivido
por los cubanos siempre en el vórtice de un huracán.
Si hubiese tenido dinero
sería uno de esos errantes viajeros que escudriñan el mundo, no un turista de
comodidades y programa prefabricado, sino uno de esos que va donde late el
corazón de la gente más sencilla y auténtica, por lo general marginada, porque
los privilegiados, la clase VIP son casi
iguales en todas partes, para ellos se construye la “aldea global”, suave y
desproblematizada.
Si hubiese tenido dinero y no me hubiera
convertido en uno de esos previsibles nuevos ricos, ahondaría en la vida del
ser humano como lo hago en los libros en los que trato de encontrarlo, no
reniego me tocó ser pobre en un país de “unanimidades” donde el modo de
igualarnos, fue el de prohibirnos cosas, negarnos muchas otras y tratar de
creer que la cultura nos volvería unos “cultos tontos” asimiladores de
consignas y promesas.
Por eso disfruto cuando me monto en una guagua
(ómnibus) y salgo de La Habana, esa que no es el mejor lugar para vivir pero
es el más adecuado si quieres no
quedarte atrás fundamentalmente en eso de estar informado, tener cultura y
aspirar a algo más que un puesto burocrático donde ganarte el pan.
Viaje a la “Cuba Profunda”, a Guantánamo, a
esa ciudad linda y de mucho sol que tiene como símbolo una eufemística estatua
de “La Fama” encima de un pequeño palacete en el centro de su bien estructurada
parrilla urbana y que el mundo entero conoce por esa ilegal Base Naval que los
yanquis nos impusieron a “Pepe…” hace más de un siglo y que como no tenían que
hacer con ella, además de joder, pues la convirtieron, a nombre de la
democracia en uno de los “anillos del infierno” , una infamia en medio de la
nada donde son llevados los terroristas, … ¿y qué son ellos?
Pero mi ciudad provinciana y hermosa, es un
silencioso ejemplo de que los tiempos cambian, aún en Cuba, que no es el
paraíso pero tampoco es el infierno y donde lo peor no es lo que se hizo sino
lo que se prometió y no se logró, primero por ese “Goliat inmenso que tenemos por vecino” y que
tanto tiene que ver con nosotros queramos o no y luego por una ineficiente
dirección política errante, que cambia y cambia por las conveniencias de
mantenerse atadas al poder, pero que ha creado una “Hidra de siete cabezas” (la
burocracia), que pervierte todo lo que toca y será, sino no cambiamos, el
motivo real de la pérdida de la “Arcadia
Cubana”.
Pero lo hermoso es que en medio del marabú
profundo de los procedimientos y las trabas el país se levanta y ya es otro,
habla, opina, es inteligente y rompe esquemas, eso lo he comprobado cuando
converso con la gente de a pie que no quiere otra cosa que prosperar, tener su
destino en sus manos y un estado garantizador de las conquistas que ganamos con
sacrificios y con ese mismo esfuerzo hemos mantenido, nos lo debemos a nosotros mismos y tenemos
derecho a disfrutarla.
Cambios, cambios, cambios, para mejor, no para
atrás como el cangrejo o con una vuelta en círculo que nos haga mordernos la
cola, eso es lo que quiere este pueblo
sacrificado, heroico y con un pasado histórico al que no renunciará jamás, pero
que no puede convertirse en lastre sino en pedestal de los victorias.
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