Arturo
Montoto.
La grandeza de lo cotidiano
La mediocridad es la antítesis del talento, si
el talento forja su camino con estudio, esfuerzo y mucho de trabajo, la
mediocridad pretende llegar rápido, alcanzar los resultados rápidos y sin hacer mucho esfuerzo: lo copia.
De eso está muy lleno internet de copiadores
del talento ajeno al que tratan de sacar partido con un remedo de baja calidad pero que a ellos, los
mediocres, le da el caparazón suficiente para cubrir su desnudez.
El talento es un don de Dios, se cultiva y
crece con el esfuerzo, se embellece cuando va acompañado del desprendimiento,
la bondad y el amor al prójimo… pero cuidado, a veces se hace patán, insolente,
autosuficiente y se seca dormido sobre los laureles y la adulación de los
mediocres.
Hoy que los medios en el mundo se han
democratizado y se hace fácil que cualquier persona pueda expresar y poner su
pensamiento y creatividad a disposición de todos, hace falta que el talento sea
responsable, porque nada es peor que la manipulación, la desinformación y el
burdo intento de coapta a otro.
Por eso el remedio sigue siendo la cultura y
la educación, modos sociales de alcanzar por la vía del esfuerzo lo que el
talento hace fácil y la mediocridad quiere enseguida, de forma fácil, para que
lo entiendan todos y tener su momento de brillo.
Al mediocre le acompaña siempre la envidia y
el egoísmo, la ganancia y reconocimiento
fácil que lo hará centro por un momento para luego perderse en la vorágine de
su triste mediocridad.
El talento es eterno, el esfuerzo loable, el
altruismo cualidad que debe acompañar a todos los seres humanos para ser buenos,
como categoría superior de lo humano, lo demás es fanfarria para un día.
Por eso no me preocupan las copias, solo
quiero compartir con la comunidad humana, ser un voz más en el concierto humano
y si logro una nota de solista perdónenme los mediocres, no fue mi intención,
simplemente era la que iba en ese
momento. Un fuerte abrazo a los amigos.
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