José Martí
Autor: Raúl Martínez
A propósito del Mundial del Fútbol,
Brasil 2014
Los temas deportivos ocupan un amplio espacio
en el periodismo martiano, motivado por el auge que esta actividad ya tiene en los estados Unidos en la época en que nuestro Apóstol vivió en ese país, y
por el amplio destaque que hacen los
periódicos estadounidense del espectáculo que brindan los atletas en muchas
deportes tanto individuales, como colectivos, profesionales o amateurs.
José Martí sigue este desarrollo y da cuenta
de ello en sus crónicas para los periódicos hispanoamericanos, principalmente
para «La
Nación» de Buenos Aires y «El
Liberal» de México; pero no
como reportero deportivo al que impulsa el deseo de informar resultados,
estilos y formas de jugar, sino lo que hay de humano en estas actividades
físicas marcadas por la tensión del cuerpo, el riesgo o los beneficios para la
salud y por sobre todo la crítica temprana y de mucha actualidad contra la
comercialización que envilece el
deporte, ensombreciendo su intrínseco contenido lúdico, en pos de la gloria
para su equipo, su escuela, su nación.
En Martí hay severas
críticas al fenómeno de las apuestas que ve abrirse paso en medio de aquellos
espectáculos más de circo romano que de competición sana, según sus propias
palabras, y destaca el daño que tales prácticas hacen, no solo al atleta, sino
al público convertido en deshumanizado espectador de aquellas competiciones,
muchas veces brutales.
Con sus crónicas, lo ha escrito, no pretende
entrar en detalles que a la distancia no le digan nada al lector, sino ir a la
esencia de los fenómenos que la “modernidad” van provocando en este pujante
país, más allá del deslumbramiento tecnológico o las novedades de todo tipo,
que no dejan de serlo en el deporte y la ejercitación física.
Con entusiasmo habla de los ejercicios que
ayudan a la salud y elogia a este pueblo
que aprovecha la luz del sol para salir al aire libre haciendo caminatas,
nadando, excursionando por los campos y playas, llenado sus pulmones de aire
saludable.
Es crónica objetiva, poética, pero advertidora
del fenómeno comercializador que potencia el espectáculo, el consumo, el
entretenimiento vacío, que aletarga la inteligencia y deja poco a la
espiritualidad, al humanismo y la solidaridad, rasgos que cuando aparecen, él
aplaude como rasgos a destacar en el entretenimiento y deporte sano.
Entre los deporte que vio y describió están,
el boxeo, el remo, las regatas de velas, deportes de invierno, atletismo,
beisbol y fútbol en su variante de “fútbol americano”, de echo la crónica
preferida de este autor es una que dedica al encuentro tradicional de los
equipos de las Universidades de Pricenton y Yale, una épica narración en la que
resalta la brutalidad del espectáculo.
“Sport”,
entretenimiento, recreación y ejercitación, son formas lúdicas que el mira con
recelo al verlos cargados de violencia, fanatismo, apuestas y ese afán de ganar
dinero aún a costa de la salud. Eso lo hace echar de menos a los juegos
primigenios de las polis griegas, basados en la búsqueda de la gloria, el
prestigio y la buena forma física de sus ciudadanos, que al destacarse en estas
actividades físicas eran tenidos como héroes por los suyos.
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