miércoles, 29 de mayo de 2019

JOSÉ MARÍA SARDÁ EN LA VIDA DE JOSÉ MARTÍ







 Tomado del Libro "Martí en Isla de Pinos"(1921) de Arturo Ramón Carricarte y de Armas

Al sur de Cuba hay una islita en forma de coma que durante muchísimos años ha guardado secretos hermosos de la historia de Cuba a la que está unida por lazos de sangre y amor, a pesar de su cercana lejanía, su otredad pinera y esa hermosa forma de abrir los brazos al que llega a su “isla del tesoro”.
 Quiero hablar de un emprendedor catalán, que a mediados del siglo XIX se asentó en estos bellos parajes, a la sombra de sus lomas escasas pero orgullosas y asentó una familia que hizo en Cuba, ya había vivido en Yaguaramas, provincia de Cienfuegos, su nombre es José María Sardá y Gironella, natural de Tarragona y muy despiertos para los negocios, fundamentalmente los de construcción a los que debe haber hecho una moderada fortuna.
 Sus negocios fundamentales están en La Habana, a donde iban a para los ladrillos  de muy buena calidad que forjaba en la Isla de Pinos, contratista de obras y concesionario de una parte de las tristemente célebres Canteras de San Lázaro, entra a la historia de Cuba por un favor  hermoso que habla de su desprendimiento y honestidad, él mueve las influencias que tenía a solicitud de su amigo Mariano Martí para sacar a su hijo del infierno de las canteras a donde había llegado por la defensa de sus convicciones patrióticas, lo logra, y nuestro joven Martí, enfermo, deshecho  físicamente, pero íntegro y batallador pasa dos meses al cuidado de la familia de Sardá, en cuya casa le retiran los grilletes y su esposa Trinidad tiene para él el cuidado de una madre, eso le debemos los cubanos a este catalán que formó  familia cubana y hoy está entre nosotros como un benefactor ante el cual rendimos honores y a su orgullosa familia que aún vive en la misma casa que acogió a José Martí.

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