Tomado de la revista Zun Zun
Estos tres días son proverbiales, José Martí está
en la zona en la que pasará los últimos
días de su vida, como quien presiente, recorre en compañía de los lugareños
este lugar de ríos, le muestran el estribo de tierra entre dos ríos en los que
el Cauto y el Contramaestre sellan su unión, en esos potreros va a morir una
semana después y su angustia por Cuba y sus dudas acerca de ponerse al frente
del gobierno de la República en Armas o quedar fuera de él para aconsejar mejor sin que influya el poder del prestigio que ya se
ha ganado, llenan los apuntes del 14 de mayo, continúa, todo por Cuba y su futuro:
12 de mayo de 1895
12.-De La Travesía a La Jatía, por los potreros, aún ricos en reses, de
La Travesía, Guayacanes y La Vuelta. La yerba ya se espesa, con la lluvia
continua. Gran pasto, y campo, para caballería. Hay que echar abajo las cercas
de alambre, y abrir el ganado al monte, o el español se lo lleva, cuando ponga
en La Vuelta el campamento, al cruce de todos estos caminos. Con barrancas como
las del Cauto asoma el Contramaestre, más delgado y claro y luego lo cruzamos y
bebemos. Hablamos de hijos: con los tres suyos está Teodosio Rodríguez, de
Holguín (...)
13 de mayo de 1895
I3-Esperaremos a Masó en lugar menos abierto, cerca de Rosalío, en casa
de su hermano. Voy aquietando: a Bellito, a Pacheco, y a la vez impidiendo que
me muestren demasiado cariño. Recorremos de vuelta los potreros de ayer,
seguimos Cauto arriba, y Bellito pica espuelas para enseñarme el bello estribo,
de copudo verdor, donde, con un ancho recodo al frente se encuentran los dos ríos: el Contramaestre entra allí al Cauto.
Allí, en aquel estribo, que da por su fondo a los potreros de la Travesía, ha
tenido Bellito campamento: buen campamento: allí arboleda oscura, y una gran
ceiba. Cruzamos el Contramaestre, y, a poco, nos apeamos en los ranchos
abandonados de Pacheco. Aquí fue …, el campamento de Los Ríos, donde O’Kelly se
dio primero con los insurrectos, antes de ir a Céspedes(...)
14 de mayo de 1895
14.-Sale una guerrilla para La Venta, el caserío con la tienda de
Rebentoso, y el fuerte de 25 hombres. Mandan, horas después, al alcalde; el
gallego José González, casado en el país, que dice que es alcalde a la fuerza,
y espera en el rancho de Miguel Pérez, el pardo que está aquí de cuidador,
barbero. Escribo, poco y mal, porque estoy pensando con zozobra y amargura.
¿Hasta qué punto será útil a mi país mi desistimiento? Y debo desistir, en
cuanto llegase la hora propia, para tener libertad de aconsejar, y de poder
moral para resistir el peligro que de años atrás preveo, y en la soledad en que
voy, impere acaso, por la desorganización e incomunicación que en mi
aislamiento no puedo vencer, aunque, a campo libre, la revolución entraría,
naturalmente, por su unidad de alma, en las formas que asegurarían y
acelerarían su triunfo.-Rosalio va y viene, trayendo recados, leche, cubiertos,
platos: ya es prefecto de Dos Ríos. Su andaluza prepara para un enfermo una purga
de higuereta (...)
Diario de
Campaña de José Martí
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