lunes, 20 de mayo de 2019

20 DE MAYO DE 1902, LA REPÚBLICA POSIBLE





Para  un país que había perdido un tercio de su población en una guerra devastadora, era lógico que el advenimiento de aquella forma de gobierno autónomo, restringida y bien marcada por los intereses de la clase burguesa dominante, fuera una fiesta, del “mal, el menor”, la bandera de la estrella solitaria se izaba en el Morro el 20 de mayo de 1902 y poco después en el Palacio de los Capitanes Generales, convertido ahora en Palacio Presidencial, el pueblo celebraba, el interventor y sus aliados oligarcas en Cuba también, nacía “su República”, la que iba a garantizar la mejor explotación de las riquezas del país en aras del bienestar de todos, aunque ese “todo” no fuera el abarcador todo martiano, sino el de las “clases vivas”, los dueños de propiedades, cubanos y extranjeros, la mayoría yanquis, que ya eran los mayores inversores, aún antes de comenzar la sangrienta “Guerra Necesaria”.

 La Enmienda Platt era una guillotina grotesca alzada sobre los sueños más radicales del mambisado, sus acápites intervencionistas llegaron para garantizar no solo el “orden burgués y capitalista”, sino para implantar “el orden burgués imperialista de los Estados Unidos”, el “fatalismo geográfico” se convertía en “fatalismo político”, en Cuba no habría gobierno sino no tenía la aprobación del gobierno de los Estados Unidos de América, ese fue el quehacer político de los más de cincuenta años de vida republicana, pero había un sueño inconcluso, una idea de igualdad social adelantada a su tiempo y escuchada como quimera política por la emigración cubana: “Con todos y para el bien de todos”, era la herejía martiana por cumplir, la que llegó al poder en 1959 y contra viento y marea se ha mantenido a costa de todo, ¿sabremos mantener la utopía?

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