jueves, 9 de mayo de 2019

HACIENDO HISTORIA




“Llegó el Comandante y mandó a parar”
Carlos Puebla
 Los cubanos tenemos que seguir recordando, contando historias que a otros parece que se le ha olvidado o lo que es peor, les ha dado por contarla de modo maquillada, suave, fácil de digerir, de tal modo que según sus conclusiones la Cuba de los años 50 era un paraíso terrenal donde unos cientos de privilegiados vivían el idílico “sueño americano” en suelo cubano, con casas a todo lujo en barrios exclusivos, clínicas privadas, clubes y playas solo para ellos, donde ni por asomo un negro  podía estar, a menos que fuera empleado y hubiera entrado por la puerta trasera.
 ¿La mujer cubana?, bueno resulta que las más pobres, que era mayoría, tenía trabajo fundamentalmente como meseras  de cafetines o criadas en casa pudientes, si es que no tenía que vivir de la prostitución o pegada a lavar y planchar para la calle, eran muchas, grandes burdeles “oficiales” llenaban las ciudades de Cuba, desde La Habana hasta Guantánamo,  y miles de ellas eran analfabetas.
 La memoria es flaca, pero la Revolución que encabezó Fidel Castro y una generación digna de jóvenes, tenía por objetivos barrer estos y otras miles de “manchas” de la República nacida el 20 de mayo de 1902, la vida que es la gran maestra, les enseñó que había que cambiar de raíz esos males si se quería tener futuro y no tuvieron que convencer a nadie de que esto era lo justo.
 En un país donde el cubano era un paria, donde las inversiones y propiedades de los estadounidenses eran mayores que las de la exigua y vendida burguesía cubana; donde los presidentes salían millonarios del poder y la “política” era el negocio mayor si se quería hacer carrera, no había mucho que explicar al pueblo, la Revolución estaba latente, solo hubo que decirle al pueblo, toma, lucha por tus intereses y por la vida mejor que te mereces por ser humano.
 La Habana del 50 tan revisitada por articulistas y soñadores perdedores que cierran sus ojos a la realidad de que Cuba cambió y sigue cambiando, no es un paraíso, hay muchas cosas que hacer, como país asediado vive con un gobierno fuerte con gran apoyo popular, nosotros mismos queremos un país mejor, próspero y rico, pero donde no se destruyan los valores que estos sesenta años de Revolución construyeron: pueblo culto, preparado como ninguno, con un sistema de salud de resultados palpables y donde no existen desaparecidos, ni ejecuciones extrajudiciales, con un bajo índice de delincuencia, donde el juego de azar es delito, la prostitución es remanente y no cuenta con el apoyo del estado, con poco, pero sin nadie desamparado.
 Los cambios se hacen en casa, sin recetas de fracasados, ni  perdedores, pese al bloqueo económico de los Estados Unidos, su persecución a todo lo que tiene que ver con la Cuba revolucionaria y los errores y oportunismo que nunca faltan en toda sociedad,

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