martes, 7 de agosto de 2018

UN PUEBLO LEGISLANDO





El 13 de agosto de este 2018 comienza un proceso muy importante para el pueblo cubano, ese día estamos convocados a pronunciarnos sobre la nueva Constitución de la República de Cuba, esa que hace alrededor de dos meses está en boca de los ciudadanos de este país y ahora en sus manos en forma de Proyecto sobre el cual podremos opinar, pedir aclaraciones e incluso proponer determinados cambios que consideremos necesarios para su perfeccionamiento.
 Lo primero es tener en cuenta el mundo en que estamos viviendo, una humanidad regida por intereses hegemónicos que ven fundamentalmente en el otro un comprador, un servidor y muchas veces un enemigo, porque piensa distinto o porque no se rige por los cánones que establecen esos intereses imperiales, capitalistas y por esencia egoístas y hegemónicos. No son mayoría, pero son los poderosos, los dueños de toso o de casi todo, incluyendo los más modernos medios de comunicación a través de los cuales influyen en la formación de opiniones, gustos y modos de ver la vida, aunque en ello le vaya la sobrevivencia la Humanidad, ese conjunto que somos todos y que vivimos en el único planeta en el que se crearon las condiciones para la VIDA, el gran milagro del Universo.
 Lo segundo y no menos importante, es no olvidar que somos un pueblo pequeño, que tuvo el coraje de soñar con la Utopía de una sociedad igualitaria, lo más posible, con oportunidades para todos, con virtudes y defectos, amigos y enemigos, internos y externos, pero además en la que la subjetividad de los seres humanos tiene mucho que ver.
 Esta nueva Constitución ratifica esas conquistas y esos sueños, pero deja a cada cubano con todos sus derechos garantizados, con la posibilidad de avanzar lo más lejos que él pueda y que su inteligencia le dé, pero sin que olvide que el otro, el vecino, el compañero de trabajo, el que camina a nuestro lado aunque no lo conozcamos también va a su paso y a veces no llega muy alto, su salud no es muy buena o su formación lo deja en un estado de vulnerabilidad que esta sociedad y su estado deben  cuidar y proteger.
 La esencia está en seguir haciendo Revolución, “con todos y para el bien de todos”, como reza esa máxima martiana y que mantengamos lo mejor de lo humano en un mundo esencialmente egoísta, donde el triunfador lo tiene todo, no importa cómo lo logro; no hemos trabajado todos estos años para que la Cuba Revolucionaria y Solidaria que construimos entre todo, se diluya en nuestros egoísmos, temores y evasiones.

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