lunes, 27 de agosto de 2018

DANZÓN, PATRIMONIO NACIONAL




“Piquete Típico Cubano”, cincuenta años defendiendo el danzón

  Mes por mes, el primer viernes los danzoneros tienen una cita con el contagioso ritmo del DANZÓN, ese que Miguel Failde asentó en el pentagrama musical de la isla a fines del siglo XIX, primero en su Matanzas primigenia luego en La Habana y poco a poco, a ritmo de cadencia y cornetín por toda la isla. Esa cita es en el salón anexo al Museo Casa Natal de José Martí y sus protagonistas son los músicos del “Piquete Típico Cubano”, una joya musical que Ud. de paso por La Habana no debe perderse.
 Cuba es “La isla de la música”, fenómeno que puede distinguir cualquier estudioso musical del mundo al constatar el nacimiento en estas tierras en menos de dos siglos, de ritmos musicales autóctonos como la contradanza, de la derivará posteriormente el danzón; el son montuno y sus diversas variantes sonoras que  sirven de base al fenómeno de la salsa latina de finales del siglo XX; del danzón derivaron los ritmos y bailes del chachachá y el mambo, tan conocidos en el mundo latino y de otras latitudes. De Cuba son igualmente variantes sonoras de origen más africano, pero igual de arraigados en nuestro país como el célebre complejo de la rumba, percutido y lúdico encanto de cinturas y movimientos pélvicos que siguen formando parte no del folklor, sino de la música viva que se hace en la isla.
 En realidad al danzón, la vida moderna y la sociedad contemporánea de la isla le han dejado un espacio en el folklor musical de la isla, los jóvenes y las generaciones intermedias lo ven como música de “viejos”, porque hoy casi nadie compone danzones y los que se escuchan forman parte de un repertorio clásico, que queda para estudiosos, nostálgicos y algún curioso bailador que descubre su “sabrosa cadencia” al compás de la orquesta charanguera típica, de las que no quedan muchas.
 Merece el Danzón el reconocimiento, vale la pena resguardarlo y cultivarlo como baile y como género musical, muchas cosas de la vida del cubano se han hecho al ritmo del danzón y en sus buenos tiempos no dejó de reflejar las inquietudes políticas y sociales de su momento histórico, sino escuchen el danzón de Silvio Contreras, que los bailadores conocen como “La bomba”, surgida en medio de la dictadura machadista a modo de suspicaz recordación de la resistencia de los cubanos contra un mal gobierno. Cuando suena en las “peñas danzoneras” su cadencioso ritmo no deja un bailador sin moverse, aunque no tenga pareja, porque es realmente pegajoso.
 Entonces que viva el danzón, que se enseñe entre los niños y jóvenes, que conozcan que sus abuelos se amaron envuelto en sus notas, moviéndose en un “solo ladrillito”, alusión a lo apretado que se bailaba y se sigue bailando el danzón
 ¡Larga vida al Rey Danzón!

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