“Piquete
Típico Cubano”, cincuenta años defendiendo el danzón
Mes por
mes, el primer viernes los danzoneros tienen una cita con el contagioso ritmo
del DANZÓN, ese que Miguel Failde asentó en el pentagrama musical de la isla a
fines del siglo XIX, primero en su Matanzas primigenia luego en La Habana y
poco a poco, a ritmo de cadencia y cornetín por toda la isla. Esa cita es en el
salón anexo al Museo Casa Natal de José Martí y sus protagonistas son los
músicos del “Piquete Típico Cubano”, una joya musical que Ud. de paso por La
Habana no debe perderse.
Cuba es “La isla de la música”, fenómeno que
puede distinguir cualquier estudioso musical del mundo al constatar el
nacimiento en estas tierras en menos de dos siglos, de ritmos musicales
autóctonos como la contradanza, de la derivará posteriormente el danzón;
el son montuno y sus diversas variantes sonoras que sirven de base al fenómeno de la salsa
latina de finales del siglo XX; del danzón derivaron los ritmos y bailes
del chachachá y el mambo, tan conocidos en el mundo latino y de
otras latitudes. De Cuba son igualmente variantes sonoras de origen más
africano, pero igual de arraigados en nuestro país como el célebre complejo
de la rumba, percutido y lúdico encanto de cinturas y movimientos pélvicos
que siguen formando parte no del folklor, sino de la música viva que se hace en
la isla.
En realidad al danzón, la vida moderna y la
sociedad contemporánea de la isla le han dejado un espacio en el folklor
musical de la isla, los jóvenes y las generaciones intermedias lo ven como
música de “viejos”, porque hoy casi nadie compone danzones y los que se
escuchan forman parte de un repertorio clásico, que queda para estudiosos,
nostálgicos y algún curioso bailador que descubre su “sabrosa cadencia” al
compás de la orquesta charanguera típica, de las que no quedan muchas.
Merece el Danzón el reconocimiento, vale la
pena resguardarlo y cultivarlo como baile y como género musical, muchas cosas
de la vida del cubano se han hecho al ritmo del danzón y en sus buenos tiempos
no dejó de reflejar las inquietudes políticas y sociales de su momento
histórico, sino escuchen el danzón de Silvio Contreras, que los bailadores
conocen como “La bomba”, surgida en medio de la dictadura machadista a modo de
suspicaz recordación de la resistencia de los cubanos contra un mal gobierno.
Cuando suena en las “peñas danzoneras” su cadencioso ritmo no deja un bailador
sin moverse, aunque no tenga pareja, porque es realmente pegajoso.
Entonces que viva el danzón, que se enseñe
entre los niños y jóvenes, que conozcan que sus abuelos se amaron envuelto en
sus notas, moviéndose en un “solo ladrillito”, alusión a lo apretado que se
bailaba y se sigue bailando el danzón
¡Larga vida al Rey Danzón!
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