miércoles, 22 de agosto de 2018

LA RADIO, SONIDO PARA VER






 Luis Casa Romero, introductor de la radio en Cuba

Nada desata tanto la imaginación que “la radio” ese medio masivo de comunicación nacido hace más de cien años y propagado por la fuerza de su utilidad, sencillez y capacidad de informar, educar y entretener, sin impedirnos seguir haciendo otra cosa en la casa, la oficina o simplemente desde la cama, es el amigo constante de la soledad de los ancianos, el compañero inseparable de los melómanos y la raíz de ese modo de contar las historias reales o imaginarias que nos van formando…la radio es eterna e inderrotable, por su modo de adaptarse a todos los medios que llegan después y salir adelante vieja, pero interesante.
Cuba fue una de las naciones pioneras de la radio en América, con una rápida expansión de sus trasmisiones gracias a su capacidad para llegar al oyente lo que permitió a los artistas valerse del medio para difundir su obra, patrocinados por los comerciantes y productores, lo que permitió una rápida expansión por toda la isla. La radio se convirtió en el medio de comunicaciones más influyente durante este período, condición que mantuvo hasta la llegada posterior a la televisión, pero que aún hoy sigue teniendo un segmento de público importante y emisoras insignias como Radio Reloj que acompañan la cotidianidad del cubano.
La radio se inicia en Cuba hace 06 años, con la salida al aire de la 2LC el 22 de agosto de 1922 propiedad del renombrado músico cubano Luis Casas Romero. Su trasmisión se basaba en una planta de aficionado de 5 watts de potencia y en su primera emisión lo primero que se trasmitió fue un boletín sobre las condiciones meteorológicas en La Habana de ese día, continuando con una programación musical tocada desde una vitróla.
 La primera voz de la radio cubana fue la hija de Casas Romero, Zoila y la trasmisión salía por los 360 mts. de la onda media; a pesar de los pocos receptores que había en el país, ya en 1923 las emisoras ganan audiencia con la trasmisión de la retreta del Malecón, que llegó a convertirse en un programa muy gustado.
El 12 de febrero de 1923 se dicta el Decreto Presidencial que regula las  trasmisiones de radio y con él se estimula la creación de nuevas emisoras que al finalizar el mencionado año ya llegaban a  34 en todo el país, la mayoría en La Habana. El permiso número 34 se le otorgó a la emisora 7-AZ de Camagüey, operada por Pedro Nogueras y Rafael Valdés.
 La emisora de Manolín Álvarez, la 6-EV de Caibarién trasmitió por primera vez en Cuba un evento deportivo[1] al narrar la pelea por la corona mundial de los pesos máximos de boxeo, entre el estadounidense Jack Dempsey y el argentino Luis Ángel Firpo, celebrada en Nueva York. El hecho fue posible gracias a la traducción de Lorenzo Martín y la narración de Feliciano Reinoso con la información recibida vía telefónica. Fue el primer programa no musical trasmitido por la radio en Cuba y eso hizo ampliar las posibilidades de la radio en Cuba en la difusión de eventos deportivos, principalmente beisbol.
 Estas primeras emisoras de Cuba fueron principalmente difusoras de música, la mayor parte en vivo con grupos y solistas de gran popularidad en el momento: El “Septeto Cuba” y  el septeto Boloña, Margot Alvariño, Los Califantes, Los Diplomáticos de Pego, Fernando Collazo y su orquesta, el barítono Carvajal cultivador del tango; los trovadores Roberto Abreu, Joaquín Codina y el popular Guyún; Abelardo Barroso y Rogelio Martínez; las orquestas de Antonio María Romeu, el maestro Corman, la de Belisario Díaz,  la “flauta mágica”, todas danzoneras y Pablo Quevedo, el “divo de la voz de cristal”, quien fuera el cantante más popular de este período.
 Sus herederas actuales llegan ya a 99 plantas de radio con la inauguración hoy de Radio Mariel lo que es señal no solo de vida sino de vitalidad.


[1] 14 de septiembre de 1923

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