jueves, 16 de agosto de 2018

¡COMUNISTAS!




 Hace 93 años, se fundó aquí en La Habana el primer Partido Comunista de Cuba, con un pequeño grupo de cubanos y otros tantos emigrados extranjeros que trabajaba en Cuba y que dadas las circunstancias políticas del momento decidieron fundar una organización para enrumbar el camino de la posible revolución proletaria en Cuba y los cambios necesarios que necesitaba la clase trabajadora y los humildes de todos los estratos sociales.
 Era el 16 de agosto de 1925, en aquella reunión clandestina y poco numerosa sobresalían dos cubanos dispares: Carlos Baliño y Julio Antonio Mella.
 Baliño era un veterano luchador de izquierda, forjado en la emigración tabaquera de Tampa y Cayo Hueso, anarquista de base que respondió, como tantos otros, al llamado que José Martí les hiciera para luchar por una República “Con todos y para el bien de todos”, donde la patria “fuera ara y no pedestal” y donde fuera posible cambiar las condiciones de vasallaje en que vivía la clase trabajadora y los humildes en general. De esa fuente se nutrió Baliño junto con la propaganda anarquista y de izquierda de todo tipo que circulaba en la época.
 Julio Antonio Mella, era la continuidad, el ímpetu de una generación que no vivió con la “frustración” de una República a medias y una Enmienda Platt vergonzante, era el dirigente de una juventud estudiantil que quería cambios y luchaba por ellos, primero queriendo reformar la universidad anacrónica y burguesa, luego buscando la alianza con otras fuerzas sociales para cambiar el país de raíz.
 Era un veinteañero con carisma de líder y claridad de mente, por eso también indagó en la prédica social de Martí y se adentra en la ideología comunista que ya era poder en Rusia y organización en la Internacional Comunista, donde no sería un miembro a ultranza sino crítico y analista en cuanto a los métodos de estos para imponer la Revolución Mundial, con la fórmula triunfante con los bolchevique pero que no tenía en cuenta las peculiaridades de cada país, de cada sociedad.
 El solo hecho de crear un partido comunista en la Cuba de los años veinte era un reto, la persecución no se hizo esperar, los extranjeros fueron detenidos y deportados, Mella radical y valiente enfrentado a Machado hasta su muerte en México en un demostrado asesinato político, ya era en ese entonces una figura importante en el movimiento comunista latinoamericano.
   Tras su muerte  recoge su legado un joven intelectual Rubén Martínez Villena, que se forjaría comunista en medio de estas luchas por el bienestar social de  los humildes y los trabajadores, Villena estratega  y organizador creó un movimiento de oposición a Machado que tenía como vanguardia al Partido Comunista y a las organizaciones obreras dispuestas a darse  su Revolución.
 Comunistas batalladores, perseguidos por sus ideas, asesinados por la dictadura machadista, encabezados por ese Rubén enfermo de tuberculosis que desde un hospital dirigió huelgas y fue el más radical y consecuente defensor de los trabajadores y los humildes, a ellos el recuerdo y el reconocimiento de este pueblo que pecaría de ingenuo si olvida o renuncia a ese legado.

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