lunes, 3 de diciembre de 2018

CARLOS JUAN FINLAY, EL PRECURSOR




Hace 185 años nació en Puerto Príncipe, actual Camagüey, Carlos Juan Finlay quien forma parte de una pléyade de precursores cubanos que hicieron su contribución a las ciencias de su época y posterior. En honor a este eminente científico descubridor del mosquito como agente trasmisor de la fiebre amarilla se instituyó el Día de la medicina Panamericana.

 Sus investigaciones sobre la trasmisión de la fiebre amarilla son el principal aporte de las ciencias cubanas en el siglo XIX, producto de la tenacidad investigativa del doctor en medicina Carlos Juan Finlay (1833-1915) quien durante un largo período de su vida se dedicó a investigar la fiebre amarilla y su agente trasmisor, llegando a la conclusión que era el mosquito, conclusión que le permitió generalizar que una serie de enfermedades infecciosas tenían igual vía de transmisión.

 En el momento en que Finlay realizaba sus investigaciones, algunos médicos sostenían que la propagación de la fiebre amarilla era debido al contagio entre un enfermo y una persona sana, él, tras largos años de observaciones e investigaciones, llega a la conclusión de que el agente trasmisor es el mosquito, realizando trabajos experimentales prácticos que comprobaron sus teoría.

 En 1881 el doctor Finlay presenta sus tesis en la Academia de Ciencias Cubana y recibe la subestimación de sus miembros, al igual que del gobierno colonial español, que ignoró las medidas sanitarias propuestas por el sabio cubano. Solo al término de la guerra, cuando la enfermedad diezmaba a las tropas norteamericanas acantonadas en Cuba y estos no encontraban la forma de combatirla, se formó la Comisión de la Fiebre Amarilla de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, cuyos miembros deciden contactar con Finlay y comprobar su teoría.

En 1900 comenzaron estos trabajos, poniendo el noble médico cubano toda su información a disposición de sus colegas norteamericanos, quienes tras la comprobación de la veracidad de sus hipótesis, inician una campaña de saneamiento en todo el país para combatir al mosquito aede-aegipti, vector de la enfermedad. En cuanto a Finlay las autoridades sanitarias norteamericanas, trataron de escamotearle la gloria de su descubrimiento, que el gobierno de los Estados Unidos quiso atribuir a los médicos de la Comisión.

 El aporte de Finlay fue decisivo para combatir la fiebre amarilla,  flagelo que se enseñoreaba en buena parte de Las Américas y en especial en Panamá donde el descubrimiento de Finlay fue factor importante para el exitoso término del Canal interoceánico por los millares de víctimas que provocaba la enfermedad, por eso  le erigieron un monumento de reconocimiento al sabio cubano, símbolo del desinterés ético que debe primar en el ejercicio de las ciencias y en particular la medicina,


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