viernes, 5 de agosto de 2016

UNA MIRADA MARTIANA A LOS JUEGOS Y LOS DEPORTES



A propósito de las XXXI Olimpiada que tendrá por sede la ciudad brasileña de Río de Janeiro quisiera llamar la atención de un artículo de José Martí escrito para la revista “La Edad de Oro” en 1889 donde resalta la existencia del juego en las culturas precolombinas de América, lo mismo que en Grecia Clásica con el mismo sentido de ritualidad y apego los valores culturales de esas sociedades nuestras:

 En el artículo revista  las costumbres lúdicas de los pueblos primigenios de este continente, destacando que entre ellos también los juegos ocupaban una importante parte de su vida y ejemplifica con la danza del palo de los aztecas, en el que un grupo de valerosos muchachos giran atados por los pies alrededor de un enorme poste,  tejiendo las cuerdas de colores que los atan al mismo, en un espectáculo muy emocionante:

“Esa danza del palo fue entre los indios una diversión de mucha agilidad y atrevimiento: porque se echaban desde lo alto del palo, que tenía más de veinte varas, y venían por el aire dando vueltas y haciendo prueba de gimnasia sin sujetarse más que con la soga...”[1]

 Igualmente menciona otros juegos de los aztecas, entre ellos uno con pelota “(...) que entre los indios era una pasión como que creyeron que el buen jugador era hombre venido del cielo, y que los dioses mexicanos, que eran diferentes de los dioses griegos, bajaban a decirle cómo debían tirar la pelota y recogerla”[2].

Son dos pinceladas de este importante trabajo dedicado a los juegos y los deporte como necesidad de la sociedad humano, pero en su caso haciendo énfasis en los pueblos originarios de América.

 Creo que el párrafo con el que voy a cerrar recoge el sentido lúdico necesario en toda sociedad escrito por nuestro Apóstol en los albores de esta fiesta de la juventud, la destreza y la maestría que son los Juegos Olímpicos Modernos:

“Los pueblos lo mismo que los niños, necesitan de tiempo en tiempo algo así como correr mucho, reírse mucho y dar gritos y saltos. Es que en la vida no se puede hacer todo lo que se quiere, y lo que se va quedando sin hacer sale así de tiempo en tiempo como una locura” [3]




[1] Obras Completas de José Martí. Tomo 18::342
[2] Ídem
[3] Ídem:341

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