A propósito de las XXXI
Olimpiada que tendrá por sede la ciudad brasileña de Río de Janeiro quisiera
llamar la atención de un artículo de José Martí escrito para la revista “La
Edad de Oro” en 1889 donde resalta la existencia del juego en las culturas
precolombinas de América, lo mismo que en Grecia Clásica con el mismo sentido
de ritualidad y apego los valores culturales de esas sociedades nuestras:
En el artículo revista las costumbres lúdicas de los pueblos
primigenios de este continente, destacando que entre ellos también los juegos
ocupaban una importante parte de su vida y ejemplifica con la danza del palo de
los aztecas, en el que un grupo de valerosos muchachos giran atados por los
pies alrededor de un enorme poste,
tejiendo las cuerdas de colores que los atan al mismo, en un espectáculo
muy emocionante:
“Esa
danza del palo fue entre los indios una diversión de mucha agilidad y
atrevimiento: porque se echaban desde lo alto del palo, que tenía más de veinte
varas, y venían por el aire dando vueltas y haciendo prueba de gimnasia sin
sujetarse más que con la soga...”[1]
Igualmente menciona otros juegos de los
aztecas, entre ellos uno con pelota “(...) que entre los indios era una
pasión como que creyeron que el buen jugador era hombre venido del cielo, y que
los dioses mexicanos, que eran diferentes de los dioses griegos, bajaban a
decirle cómo debían tirar la pelota y recogerla”[2].
Son dos pinceladas de este importante trabajo
dedicado a los juegos y los deporte como necesidad de la sociedad humano, pero
en su caso haciendo énfasis en los pueblos originarios de América.
Creo que el
párrafo con el que voy a cerrar recoge el sentido lúdico necesario en toda
sociedad escrito por nuestro Apóstol en los albores de esta fiesta de la
juventud, la destreza y la maestría que son los Juegos Olímpicos Modernos:
“Los pueblos lo mismo que los niños, necesitan de
tiempo en tiempo algo así como correr mucho, reírse mucho y dar gritos y
saltos. Es que en la vida no se puede hacer todo lo que se quiere, y lo que se
va quedando sin hacer sale así de tiempo en tiempo como una locura” [3]
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