Hace
56 años, un 23 de agosto se fundó la organización de masas que agrupa a las
mujeres cubanas, surgió en un momento vibrante y de ebullición de la Revolución
Cubana, en las que ellas estaban tan comprometidas como los hombres, pero
exigían ser miradas como iguales y no como lirios que adornan la obra del
hombre.
Para los que vivimos en Cuba no cabe duda que
apreciamos por grandiosa la participación que han tenidos las mujeres en la
obra social de nuestro país, comenzando con aquella campaña de alfabetización y
posterior crecimiento intelectual que han hecho de las féminas mayoría en
sectores tan importantes como la educación, las ciencias, incluyendo la
medicina, la cultura y no solo como ente de filas sino como decisoras, fuerza
calificada y cuadros administrativos y políticos.
Aquella triste imagen del “ama de casa”, de la
relegada a la sombra del marido o del jefe, subvalorada como fuerza de trabajo y muchas veces vista como “objeto sexual”,
son visiones de la mujer, que la Revolución y la sociedad creada por ella han tratado de ir deja en los libros de historia, aunque
aún hay mucho que hacer, por algo el líder de la Revolución sentenció que los
cambios producido en la incorporación de la mujer a la sociedad constituían, “UNA
REVOLUCIÓN EN LA REVOLUCIÓN”
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