miércoles, 20 de abril de 2016

LA VANGUARDIA TRAZA EL CAMINO





 El Comandante en Jefe en el 7mo Congreso del Partido

Terminó en La Habana el congreso de los comunistas cubanos, cerca de mil delegados representando a todos los sectores de la sociedad cubana se reunió para trazar el camino del desarrollo “prospero, sostenible e inclusivo” de la sociedad cubana.
 Lo seguí con interés, porque no me siento ajeno a los postulados que defienden los comunistas cubanos y porque me concierne como ciudadano saber por dónde van los rumbos del futuro nacional.
 El Presidente Raúl Castro en su informe al congreso fue objetivo, valiente y sincero con los grandes retos a los que se enfrenta el pueblo cubano, quiero dejar bien claro que comparto la mayoría de esas ideas expuestas, de esos análisis políticos a los que muchas veces el cubano de a pie ignora por repetición, porque lo ahoga la precariedad cotidiana o porque simplemente decidió adaptarse a lo que venga, sin importarle qué, ni qué repercusión tiene sobre su futuro.
 Para hablar de futuro en Cuba hay que hablar obligadamente del desarrollo económico, de la creación de la riqueza que permitirá mayores salarios, mejores condiciones de vida y el mantenimiento de esas conquistas sociales a las que ningún cubano quiere renunciar, aunque aspiramos a que mejoren y se conviertan no solo en un derecho humano, sino en un paradigma de excelencia.
 La Revolución Cubano ha ido soltando el lastre de idealismo y dogmatismo a la que fue obligada por las circunstancias de la barricada a lo largo de seis década de confrontación con la potencia más poderosa del mundo y con el sistema capitalista, camaleónico e implacable que no deja resquicio para la equivocación, porque todas las aprovecha.
 Somos lo que somos y lo sabemos, nada ortodoxos, mezcla de seriedad y guaracha, intenso para el esfuerzo de corto plazo, pero muchas veces débiles para alcanzar las metas de largo plazo.
 De todos modos asombra y enorgullece ser parte de este pueblo, de estas generaciones que a pesar de los pesares compartimos una obra y estamos claros de lo que no podemos perder, de que la ingenuidad en política es suicidio y de que esperar que todos pensemos iguales es una utopía aburrida e imposible, que yo prefiero cambiar por la herejía del día a día, donde ocurren cosas como las que dice Silvio Rodríguez en una vieja canción: “Alguien roba comida y después da la vida, ¿qué hacer?”

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