miércoles, 27 de abril de 2016

JOSÉ MARTÍ, CON LOS POBRES DE LA TIERRA




José Martí con los tabaqueros cubanos en la ciudad de Tampa, 1891

“He aquí un gran sacerdote, un sacerdote vivo: el trabajador”
José Martí

 Se acerca el 1º de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores y es bueno recordar la confianza que depositó el Apóstol de Cuba en los hombres y mujeres que ganaban el pan con el sudor de su frente, esos para los que siempre tuvo la palabra de aliento y la confianza de que entenderían sus  prédicas libertarias que culminaría en el movimiento independentista que contra España iniciado en 24 de febrero de 1895.

 El primer encuentro de José Martí con el movimiento obrero ocurrió en México a donde llegó en 1875 después  de cursar sus estudios universitarios en España, se había separado de Cuba en 1871 tras ser juzgado y condenado por oponerse al colonialismo español en la isla. En México trabajó como periodista de la Revista Universal, se interesa por las actividades reivindicativas de los trabajadores y no pierde oportunidad para mostrar sus simpatías, “...causa un noble orgullo sentirse en un pueblo en el que muchos hombres aman ya el trabajo y van siendo capaces de cumplir su misión”,  además de ser elegido para participar en un congreso obrero convocado en 1876 por los trabajadores mexicanos.

 Luego será el contacto con el poderoso y heterogéneo movimiento obrero de los Estados Unidos, permeado por los anarcosindicalistas y mayoriado por los cientos de miles de emigrantes, principalmente europeos.

 En un primer momento sus crónicas mostraban una severa valoración de los métodos violentos de lucha de los obreros, con sus huelgas frecuentes e intensas. Su criterio irá evolucionando  en la medida que conoce al país, al capitalismo y a los trabajadores: “Se viene encima, amasado por los trabajadores, un universo nuevo”

 Al organizar el Partido Revolucionario Cubano para emprender la emancipación de Cuba y Puerto Rico, José Martí contactó con el organizado y patriótico proletariado cubano, asentado en la península de La Florida, principalmente en Tampa y Cayo Hueso. Eran en su mayoría obreros tabacaleros, agrupados en barrios de esas ciudades, verdaderos hervideros de cubanía, que acogieron gratamente la prédica radical y sincera del Apóstol.

 Los une a su labor revolucionaria y solicita su ayuda para organizar la “Guerra Necesaria” con la que se lograría la independencia de Cuba y Puerto Rico.

 Martí acude a los humildes, en ellos encuentra valor, patriotismo y disposición de lucha y constituye el factor principal para lograr la unidad de todos los que quieran vivir en una Cuba libre, no importa su condición social o su orientación política.

 La suerte de la revolución independentista que él organiza, la fía a los trabajadores, a los humildes de la emigración y de la isla y por ello dice con vehemencia: “Son como siempre los humildes, los descalzos, los desamparados, los pescadores...los que se juntan frente a la inequidad, hombro con hombro” porque, “la verdad se revela mejor a los pobres y a los que padecen”

 José Martí organizó la guerra de liberación nacional en Cuba a través de un Partido cuyos objetivos iban más allá de la independencia, en momentos cruciales de la historia de Cuba y de América Latina, y sufragada principalmente por los trabajadores  y la emigración revolucionaria de la isla, su  prematura muerte en combate dejó trunca sus ideas que aún mantienen su vigencia.


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