Con sagacidad de
creador y la constancia de los grandes, emprende José Martí en la emigración
cubana radica en los Estados Unidos la creación de una organización que tendría
por finalidad lograr la independencia de Cuba del dominio español y asegurar
que no fuera presa de cualquier otro dominio extranjero.
Parecería difícil de creer pero desde 1882
cuando escribe por primera vez al general Máximo Gómez le expresa la necesidad
de crear un partido para impedir las intenciones de los anexionistas de adentro
que ante las incesantes luchas de los sectores independentistas para lograr la
separación de España, no quiere otra cosa sino unirse al vecino del norte para
gozar de sus “libertades” y poder seguir adelante con su enriquecimiento a
costa del sudor de los más humildes, Martí advierte que la respuesta debía ser
la unidad de todos los que querían la independencia de Cuba en un Partido que
garantizara esos anhelos.
Diez años después los delegados de los Clubes Revolucionarios
de Cayo Hueso proponen la candidatura del Apóstol para Delegado de ese Partido
necesario y que sería proclamado el 10 de abril de 1892, no para defender interés
de clase o grupo, sino para luchar en primer lugar por la independencia de Cuba
y lograda esta impedir la anexión a los Estados Unidos o la presencia dominante
de sus sectores políticos en Cuba, todos como fin de lograr la República “CON
TODOS Y PARA EL BIEN DE TODOS”, que fuera también el fiel del equilibrio del
mundo, entre las dos Américas tan dispares en cultura y desarrollo.
Así nacerá el
Partido Revolucionario Cubano el partido de todos los cubanos que quisieran
vivir en una patria libre y próspera, en igualdad de condiciones y
oportunidades, ese el objetivo, ese el sueño buscado, por él se ha hecho mucho
en más de un siglo de luchas políticas y sociales.
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