jueves, 18 de mayo de 2017

JOSÉ MARTÍ, 122 AÑOS DE INMORTALIDAD



Desde 1895 esta fecha marca un momento importante en la historia de la nación cubana,  sobre el medio día, con el sol alto y en medio de un paisaje agreste caía el más imprescindible de los cubanos, el que había ahondado en el ser nacional y encontrado sus esencias, el comodín de los oportunistas, el alentador de toda causa justa, el que sigue asustando a los moderados de entonces y de ahora, el que amó más y solo quiso en cambio un ramo de flores y una bandera.
 Para el ser cubano, irreverente y poco dado a la solemnidad, este hombre ha crecido desde la cubanía de cada uno de nosotros como el paradigma, el que todos queremos, el merecedor de nuestro respeto y al que a veces acudimos como la tabla de salvación de las esencias.
 Para mi generación, la que creció con la Revolución y lo vimos crecer en nuestros actos, se nos hizo el heroico hacedor de lo necesario, el hombre con una frase para cada circunstancias, pero un poco en el pasado, más cuando soñábamos con un “futuro luminoso”, idealizado e hipócrita, donde todos seríamos iguales, pero no con nuestras diferencias, sino igualados por la ideología y la ética de la “perfección comunista”. Tuvimos que traerlo a nuestro lado, ahondar las lecturas, apartar los dioses rotos y afincarnos en nuestro “José de los cubanos”.
 Valió entonces la pena morir en Dos Ríos, perdona nuestros olvidos, acompáñanos en este andar azaroso y no permita que volvamos a creer que la historia se reinventa a nuestra conveniencia para forzar un futuro, que será, con nosotros o sin nosotros, pero no sin ti.

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