viernes, 19 de mayo de 2017

CUBA Y MARTÍ




El 19 de mayo de 1895, caía en combate en los campos de Dos Ríos el inspirador mayor de la Guerra Necesaria, el cubano que había consagrado su vida y su intelecto a   la tarea de darnos patria y dignificar una historia de la que cada hijo de esta tierra se siente orgulloso.
José Martí terminaba su vida como lo había soñado en sus versos, de “cara al sol” como mueren los buenos y no en la oscuridad del olvido, saliendo en un “carro de hojas verdes” su modo hermoso de pedir que su último aliento fuera en la tierra cubana, la verde isla que soñó más que vivió, alejado de ella por sus aspiraciones de verla libre en el concierto de las naciones latinoamericanas.
 Un día antes había escrito una hermosa carta a su hermano mexicano Manuel Mercado, todas sus preocupaciones de sagaz político de estas tierras quedan reflejadas en esas palabras, su isla irredenta, ambicionada por el poder emergente de los Estados Unidos; su conocimiento de la sociedad yanqui y la angustia de saber que su quehacer revolucionario no era solo por Cuba, sino por la América Latina y los “pobre de la tierra”, esos por los que echó su suerte.
 Morir el 19 de mayo  de 1895  fue una irreparable pérdida para el movimiento revolucionario e independentista cubano, nadie tenía más claro que él su protagónico rol en la fragua de la nación naciente, todos quería patria, él quería algo más, una sociedad de iguales, una nación para todos en un pueblo joven de diversas raíces culturales, que debía salir adelante, no solo con sus ricos y sus intelectuales, sino con sus pobres, sus humildes, sus seres sencillos, sufridores como nadie y esperanzados y dispuestos a conseguir la República soñada, “Con todo y para el bien de todos”

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