lunes, 29 de mayo de 2017

¿NARCISO LÓPEZ, UN PATRIÓTA?




Tratar de justificar determinadas actitudes de figuras en la Historia, es tergiversar una realidad que aunque lejana en el tiempo aún repercute en la Cuba de hoy.
 El señor López llegó a Cuba después de abandonar su patria Venezuela, donde militó en las fuerzas colonialistas españolas, tras un breve paso por el ejército monárquico en la península llega a Cuba en 1840 al servicio del Capitán General Gerónimo Valdés, quien le confió la dirección de Matanzas y Trinidad.
 Con la llegada del Capital General O´Donell este destituyó a López de todos sus cargo entrando en contacto con los grupos del centro de las isla, sobre todo Trinidad, preocupados con la posible abolición de la esclavitud en Cuba, fuente de riqueza de la oligarquía criolla, temerosa de que España cediera ante la apremiante exigencia de Inglaterra para abolir la Trata en la colonia española de Cuba.
 La mirada de estos señores, veladores de sus riquezas, amasadas con el sudor y la sangre de millares de esclavos africanos, se vuelven a los Estados Unidos que toleraba un Sur Esclavista al que aspiraban unirse estos “criollos” para no perder esclavos y fortuna.
 Esta es la esencia de la conspiración de antiespañola de la “Mina de la Rosa Cuba” en la que están envuelto López y otros conspiradores de rico linaje criollo, más preocupados del bolsillo que de la identidad naciente y en formación.
 Descubiertos los planes conspirativos Narciso López se exilia en los Estados Unidos contactando en ese país con otros que como él desean cambiar la metrópoli y asegurar el futuro de su clase.
 Así nacieron sus planes conspirativos y sus dos expediciones, plagadas de mercenarios dispuestos a hacer realidad la anexión a los Estados Unidos.
 Sus aventureros planes terminaron con su captura y fusilamiento por el gobierno colonial español en 1851 y su crecimiento a la figura de “patriota” de una isla a la que no quiso libre, sino parte de otro país que la ambicionaba desde su nacimiento como estado.
 La leyenda de López, el anexionista y aventurero, se afinca en la creación del estandarte de nuestra Cuba, la bandera de la estrella solitaria, soñada por él (según Cirilo Villaverde) y diseñada por el noble Miguel Teurbe Tolón.
 Mostrada en Nueva Orleans en la campaña para recaudar fondos para la primera expedición de López y puesta a ondear en Cárdenas por pocas horas, ante la indiferencia de una población que al saber sus favoritismo por el mantenimiento de la esclavitud, le dio la espalda, por lo que tuvo que abandonar la ciudad, era un 19 de mayo y los cubanos en la República instituyeron ese día como el “Día de la bandera”
 Pocos años después los hermanos Agüero en Camagüey murieron por esa bandera, pero lo primero que hicieron al alzarse fue liberar a sus esclavos y hacer causa por Cuba independiente.
 Enarbolando este argumento la Asamblea de Güimaro (abril de 1869) a instancia de los patriotas camagüeyanos, encabezados por Ignacio Agramonte, proponen que la bandera traída por López fuera proclamada como enseña nacional, porque por ella se derramó la primera sangre por la independencia.
 Aceptada la propuesta, la bandera que trajo López se dignificó por el sentido nacional, su convocatoria al sacrificio y la representación de la soberanía por la que lucharon y murieron miles de cubanos en dos cruentas guerras.
¿Era esta la bandera de López?, Sí porque no se le cambio su diseño, no porque no era el apañado pretexto para cambiar de amo. Miles han muerto por ella desde entonces, millones la aceptamos orgullosos como nuestro símbolo, por eso es la bandera que se dieron los cubanos en su búsqueda de la libertad y no el pendón aventurero de un anexionista interesado en perpetuarnos como esclavos.


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