En 1843 llega a Cuba el Capitán General Leopoldo O´Donell quien encontró la colonia de Cuba en medio de un auge económico basado en la explotación intensiva de más de medio millón de esclavos traídos de África que eran la base del enriquecimiento de la oligarquía criolla y los comerciantes peninsulares que hacían su “agosto” exportando fundamentalmente al mercado de los Estados Unidos.
En medio de aquel período de prosperidad para
la Isla de Cuba se hacía cada vez más visible una pequeña burguesía de gente de
color libre, muchos de ellos provenientes de otras partes de América, criollos
emancipados y de familias negras creadas
en Cuba; eran personas ocupadas en oficios urbanos y agrícolas, destacándose entre
ellos los músicos, que forjaban una
música de raíces hibridas que darían lugar a los ritmos cubanos tan famosos en
el mundo .
Para esta sociedad tan polarizada, con cerca
de un millón de habitantes, más de la mitad de ellos negros y de ellos la mayoría
inmensa esclavos, la disyuntiva estaba dada por el temor a la suspensión de la “trata”
de esclavos y con ella el término del enriquecimiento de quienes lucraban con
la mano de obra esclava, por eso el país y fundamentalmente la parte occidental
de mayor auge económico vivía una “inquietud abolicionista” que hacía temer a
estos poderosos por la ocurrencia de una nueva Revolución de Esclavo, como había
ocurrido a fines del siglo XVIII en Haití.
En 1844 se producen algunas sublevaciones de
esclavos en Matanzas, entre ellas la del ingenio Triunvirato encabezada por la esclava
Carlota que aterrorizó a la oligarquía criolla.
Surge el rumor de los preparativos de una
sublevación de esclavos y la movilización del aparato represivo que se ensañó
con más de tres mil personas, en su inmensa mayoría negros muchos de ellos
gentes de oficios, intelectuales y oficiales de las milicias de morenos
principalmente en La Habana y Matanzas.
La manera cruel de sacar confesiones a los
interrogados, atados a una escalera y azotados, casi hasta morir, marco el año
1844 como el “Año del Cuero”, en realidad el modo represivo de cortar el desarrollo
de una pequeña burguesía negra que ya se hacía notar en el occidente del país.
Para los cubanos marca igualmente el
fusilamiento, entre otros que murieron de diversas formas, del poeta mulato
Gabriel de la Concepción Valdés, quien hasta su último suspiro proclamó su
inocencia.
La confiscación de bienes de estas personas,
la deportación de los no nacidos en la isla y la intimidación a los círculos
intelectuales blancos que abrieron sus puertas a personas de color, marcó el
terror de una oligarquía criolla que en lo político conspiró por la anexión a
los Estados Unidos temerosos de que el gobierno español cediera ante las
presiones de Inglaterra para abolir la trata y la esclavitud.
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