José Martí nos demuestra
que estar bien informado no es solo leer y enterarse, sino ser capaz de sacar
conclusiones, soñar despierto y ver más allá de los que nos van diciendo, por eso a muchos
en Cuba no le asombra una premonición
hermosa y certera del cubano universal,
que fue contemporáneo de los avances en la telefonía, la aplicación de la
electricidad y los diversos experimentos que a finales del siglo XIX se realizaban
para encontrarle mayor aplicación a
estos avances que revolucionarían el siglo XX, el verdadero “Siglo de
las Luces” por los enormes avances que se produjeron esa centuria:
“Destinan
sus autores esta ventajosísima batería a los trabajos de galvanoplastia; pero
se calcula que si se la tiene todo el día encendida, puede producir poder
eléctrico bastante para el alumbrado de una casa no pequeña, o para alimentar
un motor de tamaño y fuerza adecuados a los usos domésticos.-Así como ahora se
imprime por vapor,- por electricidad se imprimirá pronto,-así las rudas labores
de la casa serán fácil y rápidamente hechas, como en los grandes hoteles de New
York, por una veloz y limpia maquinaria. Hablan de un agente de anuncios de
compañía eléctrica que asombró a Roma con un alfiler de corbata de luz eléctrica,
alimentado con un dínamo de bolsillo-que producía luz por cinco horas. Día llegará en que pueda llevar consigo el
hombre, como hoy el tiempo en el reloj, la luz, el calor, y la fuerza en algún
aparato diminuto.”[1]
Fíjense en las negritas y verán que como parece
adelantarse a los numerosos equipos que hoy gracias a la creación de los chips
acompañan la vida del ser humano, o mejor dicho a una parte de esta humanidad
tan desigual y egoísta.
[1] Revista “La América”, Nueva York, octubre de
1883. José Martí. Obras Completas. Tomo 8. Pág. 416
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