miércoles, 18 de julio de 2018

XXIII JUEGOS DE LOS JUEGOS CENTROAMERICANOS Y DEL CARIBE, BARRANQUILLA 2018




Por estos días los cubanos y los que vivimos en el área de Centroamérica y el Caribe estamos muy pendiente de la fiesta deportiva que organiza la ciudad de Barranquilla en Colombia, nuestros juegos regionales deportivos, los más antiguos del planeta (1926), para nosotros será un momento de fiesta, aun y cuando no siempre se gane, pero disfrutaremos de la hermandad de la gente de esta zona que tiene en la alegría un antídoto a sus problemas.
 Desde su creación Cuba y México han mantenido una fraterna rivalidad por dominar estas lides del músculo que han servido de preparación para los deportistas del área en su afán de una mejor actuación en los Juegos Panamericanos, los mundiales de sus respectivas disciplinas y los Juegos Olímpicos, ese mega espectáculo que en el 2020 organizará Tokio la capital de Japón.
 Cuba acude a esta cita con sus mejores deportistas con la finalidad de dar a la Mayor de Las Antillas el alegrón de una buena cosecha de títulos y marcas, a pesar de la rivalidad creciente con las naciones del caribe, fuertes en uno u otro deporte y algunos con relevantes atletas, lo que resulta un poco caótico el hecho de programar tantos deportes que no están en el calendario olímpico, más por complacer a determinados grupos regionales que como modo de mostrar avances en los deportes olímpicos.
 Cuba está igualmente presente en el triunfo de muchas naciones del área con el aporte de sus técnicos y especialistas al entrenamiento de los atletas para las competencias, con el sencillo orgullo de hacer triunfar la hermandad y la solidaridad entre naciones que por siglos han mantenido vínculos históricos.
 Como cubanos seguimos día a día el avance de Cuba en el medallero por países, no por chauvinismo estrecho, sino por ser el resultado de un esfuerzo grande salido del sacrificio de una nación pequeña en la que no sobran los recursos, pero donde está reconocido el deporte como un “Derecho del Pueblo” y las victorias son un aliciente espiritual para seguir el camino que hemos escogido, ojalá sirva para acelerar la renovación que necesita el sistema deportivo cubano y el impulso del gran pasatiempo nacional de los cubanos que es el beisbol, asi como los deportes colectivos tan deprimidos en Cuba hasta el punto de no tener un buen campeonato nacional en ninguno de ello, más allá del formalismo anquilosado.
¡Qué gane el mejor! Esa es la divisa del juego limpio y  con ella en el pecho los nuestros tratarán de regresar a la Patria con la victoria.

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