miércoles, 20 de diciembre de 2017

REVOLUCIÓN, LA VICTORIA (3)



 
En 1962 las autoridades cubanas deciden dar una batida definitiva a los bandidos en el Escambray, para ello en principio trajeron a la zona fuerzas de milicias de otros territorios del país pero, dado lo costoso de este proceder, la falta de especialización en la guerra irregular en estos intrincados parajes y el desconocimiento de la zona, se decidió en junio de 1962 crear el Buró y las Tropas  de Lucha Contra Bandidos(LCB), integrada por hombres de la región, con conocimientos del territorio, entrenados y armados, lo que unido a su valor personal y alta moral combativa, permitió ir batiendo a los diseminados grupos que afectaban la serranía del Escambray.

 Durante este año de 1962 se acrecentó la agresividad de los enemigos de la Revolución, encabezados por el gobierno de los Estados Unidos. Cuba continuó en pie de guerra, mejorando cada día más su capacidad combativa, reorganizando sus fuerzas armadas, con un moderno equipamiento bélico y asesoría de militares soviéticos.

 El apoyo soviético incluyó la gradual y riesgosa instalación en Cuba de misiles estratégicos de mediano alcance con cabezas nucleares, atendidos directamente por las fuerzas militares de ese país. Secretamente fueron llegando a Cuba durante el año 1962, con autorización del gobierno de Cuba que estaba convencido de la posibilidad de una agresión directa de los Estados Unidos.

 El descubrimiento de esta operación en octubre de 1962, por los organismos de inteligencia norteamericanos, provocó que el presidente Kennedy decretara el bloqueo naval y aéreo de la isla para impedir que continuaran llegando los misiles y con ellos cualquier ayuda al país.

 La tensión en el área del Caribe subió al máximo, en Cuba se decretó la movilización general de todas las fuerzas, igual paso dieron los soviéticos y el mundo se vio abocado a un imprevisible choque entre las dos mayores potencias nucleares de la época, en un episodio que ha pasado a la historia como la “Crisis de Octubre” o “Crisis de los Misiles”.

 Con la mediación de las Naciones Unidas, los Estados  Unidos y la URSS iniciaron conversaciones sin la presencia de Cuba; por su parte el gobierno cubano proclama a través de su Primer Ministro Fidel Castro su derecho a defenderse, proponiendo una plataforma de entendimiento de cinco puntos, que abarca desde el cese del bloqueo económico, fin de las actividades subversivas contra la Revolución y la retirada de los Estados Unidos de la ilegal base naval de la bahía de Guantánamo.

 Los cinco puntos cubanos no fueron tomados en cuenta por las grandes potencias que se atuvieron a garantizar su seguridad interna con la retirada mutua de misiles de corto alcance de las fronteras de ambos y una promesa formal del gobierno de los Estados Unidos de que no agrediría directamente a Cuba, a cambio de la retirada de los cohetes nucleares de la isla.

 La Crisis de Octubre provocó una aguda divergencia entre el Gobierno Revolucionario de Cuba y las autoridades soviéticas. Cuba no estuvo de acuerdo en la manera en que se manejó la crisis, ni con las frágiles garantías que daba el gobierno de los Estados Unidos, por lo que sus relaciones con la dirección de la Unión Soviética, aunque siguieron siendo cordiales, se enfriaron.

 La dirección de la Revolución llegó al convencimiento realista y objetivo de que la defensa de la soberanía nacional y las conquistas alcanzadas por el pueblo, pasaban por su capacidad de defenderse.

 En 1964 las fuerzas revolucionarias habían neutralizado el terror contrarrevolucionario y el país pudo tomarse un respiro para dedicarse al desarrollo económico. La producción de azúcar de caña continuó siendo la principal fuente de ingreso del país. Los esfuerzos del estado fueron encaminados a recuperar la capacidad productiva de la industria azucarera con vista a estabilizar zafras grandes que permitieran al gobierno cumplir sus compromisos principalmente con la Unión Soviética y los países socialistas.  Hacer una zafra en Cuba por estos años era muy duro, porque las principales faenas agrícolas había que hacerlas a mano desde el cultivo al corte y ya no había una mano de obra  “sobrante” que se ocupara de las duras faenas del corte.

 La solución hubo que hallarla en la movilización de miles de voluntarios de todo el país para hacer la “Zafra del Pueblo”, con un alto costo en el aseguramiento material de los trabajadores y una productividad no muy alta, donde la compulsión ideológica suplía la destreza y la calidad del trabajo.

 Este período 65-70 estuvo caracterizado por el idealismo que primó en la aplicación de las políticas económicas y sociales, que repercutieron en etapas posteriores de nuestra historia. Se implanta el sistema de financiamiento presupuestario acompañado de un nuevo registro económico, precedido por la erradicación de toda forma de intercambio mercantil: se suprimieron los cobros y pagos inter empresariales a partir de 1967; se elimina el presupuesto estatal, sustituido por una asignación para pagos de salarios y las relaciones de compra y venta con el sector privado.

 En lo social se incrementan las gratuidades. Muchas de ellas excesivas, se eliminan casi todos los impuestos y se desconoce la fórmula de distribución socialista[1], sustituida por un igualitarismo en la distribución de beneficios que desestimuló el trabajo como fuente de ingreso, lo que agudiza los problemas de la disciplina laboral y social.

 La sociedad cubana vivió una utopía que requería de una base económica para sostenerse, pero que el Gobierno Revolucionario concedió sostenido en buena parte por la ayuda incondicional y abundante de la Unión Soviética y los países socialistas. La crisis que esto provocó en la sociedad cubana condujo a la falta de organización y control de la producción, aumento del ausentismo, estancamiento y disminución de la producción, devaluación del valor real del dinero y una gran inflación.

 En 1968 se desmantela el grupo de la “micro fracción”, peligroso movimiento surgido dentro del partido[2], que pretendía una “rectificación” del rumbo socialista, conspirando para desplazar de la dirección del estado a los líderes históricos de la Revolución y que contó con el apoyo de algunos sectores de la dirección partidista y del gobierno soviético.

 En marzo de este mismo año se produce la “ofensiva revolucionaria” que termina con los vestigios de la propiedad privada que sobrevive en el país: comercios minoristas, centros gastronómicos, cafeterías, clubes nocturnos, pequeños talleres, puestos de frita, etc., era el modo de enfrentar la especulación y el desabastecimiento que tiene en crisis la gastronomía y los servicios en todo el país.

 Por estos mismos meses se produce la intervención del ejército soviético en Checoslovaquia para abortar un movimiento reformista que amenazaba con abolir el socialismo en ese país. Este hecho provocó una crisis de confianza dentro del movimiento progresista internacional y en Cuba motivó en Fidel una reflexión medular al preguntarse si la Unión Soviética estaba dispuesta a hacer lo mismo por Vietnam, por Corea o por Cuba en caso de agresión, teniendo en cuenta que estos países quedaban muy lejos de la frontera de la URSS y fuera del Pacto de Varsovia.

Una de las causas más nobles que defendió el pueblo cubano en este período fue la del pueblo vietnamita, enfrascado en su guerra de liberación nacional contra la ocupación norteamericana de la parte sur de su territorio. Cuba se convierte en el centro de la solidaridad mundial con el pueblo de Vietnam.

 Por estos años se organizan en La Habana grandes reuniones de revolucionarios de todo el mundo para coordinar acciones conjuntas contra la reacción imperialista en sus diversas formas: En 1966 se convoca el Congreso Tricontinental que reúne a líderes del tercer mundo; en 1967 la Organización Latinoamericana de Solidaridad y en 1968, el Congreso Cultural de La Habana, al que asisten relevantes figuras de la izquierda de todo el mundo.




[1] Dé cada cual según su capacidad, reciba cada cual según su trabajo.
[2] En aquellos momentos el Partido Unido de la Revolución Socialista, muy influido por los cuadros del Partido Socialista Popular

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